Hija de Guille Rayo y Ana Sanmartín

El retrato de... Lolita Rayo Sanmartín

Lolita Rayo Sanmartín Hija de Guille Rayo y Ana Sanmartín

Lolita Rayo Sanmartín Hija de Guille Rayo y Ana Sanmartín / Por JUAN JOSÉ ballester pérez

Juan José Ballester Pérez

Como cada cual entiende la vida según su propia experiencia –y algunos, como es mi caso, creo que ni aun así–, siempre me han sorprendido ese tipo de personas que desde su nacimiento ya saben quiénes son y lo que quieren conseguir a lo largo de sus días. Esto se les nota en que suelen tener una actitud decidida y segura, pero, sobre todo, en su mirada, en esa especie de enfoque ajustado entre lo que se mira y lo que se ve. Y no es que miren o vean más que otros; simplemente, se trata de un equilibrio, de un compás entre ambas posturas que los lleva a configurar una realidad ampliamente consensuada y reconocida. Otros –entre los que me encuentro– al mirar, más que ver, soñamos, idealizamos, construimos una serie de mundos idílicos que difícilmente encajan con eso que llamamos sentido común.

Pues bien, si tuviese que poner un ejemplo para ilustrar lo que digo, en el primer grupo de personas pondría a Lolita –la hija del cantante y compositor Guille Rayo y de la socióloga Ana Sanmartín–, y en el segundo, a mí mismo, que, con setenta años cumplidos, todavía no tengo muy claro qué quiero ser en mi vida–. A Lolita la hemos visto llegar desde que nació; quiero decir, que desde muy pequeña se le intuían cualidades, actitudes, vocación… Si se trata de cantar, prepara su cuerpo y concentra su mente, espera la llegada del compás y, de repente, se arranca como el goloso con el dulce, apasionadamente y como si no hubiera un mañana. Si se trata de posar, se planta obediente y decidida delante de la cámara y, sin que haya que indicarle nada, te mira entre desafiante y distante, como una diosa, dejándose llevar. Lo último que sabemos de ella es que, con cinco años recién cumplidos y tras una primera visita al Museo del Prado con sus abuelos, fue capaz de explicarle a sus compañeros de clase, durante la visita que posteriormente realizaron al museo con el colegio, el cuadro que más le gustaba: Doña Mariana de Austria, de Velázquez.