Música

Matthieu Saglio: Un abrazo balsámico en el Jazz San Javier

La complicidad, el virtuosismo y la energía de los músicos se unían para crear melodías sugerentes

El compositor y chelista francés Matthieu Saglio volvió a Jazz San Javier para presentar “Voices”, su nuevo disco, que sigue los pasos de “El Camino de los Vientos” (2020), cautivadora odisea musical a través del Mediterráneo, África y Asia de notable eco.

Desde que empezó hace 20 años con su proyecto Jerez Texas, Matthieu Saglio se ha hecho un nombre en las músicas del mundo. Acompañado de su habitual cuarteto (el percusionista Steve Shehan, el pianista Christian Belhomme y el joven prodigio del violin Léo Ullmann), contó además para este concierto tan especial con varios invitados: su hermano Camille Saglio, la anglo-egipcia de Transhlobal Udergound Natacha Atlas y la catalana Anna Colom aportaron sus voces; además, el heterodoxo guitarrista flamenco José “El Piru” y el trompetista valenciano Roqui Albero.

Parte de los temas fueron composiciones de “El camino de los vientos”, pero también hicieron algún inédito o creado expresamente para esta noche. El jazz, la música arabigo-andaluza, el soul, la africana, la chansón, el funk... formaron parte de este viaje inciático propuesto por Saglio, donde la emoción, el lirismo se desplegaron por doquier.

Los serenos diálogos entre violoncello y las percusiones expresivas de Steve Shehan usando ora escobillas, mazas o las propias manos; el violín de Léo y Matthieu mezclando idénticos fraseos, esa complicidad extrema con el matizado pianista Christian Belhomme alternando el piano clásico y el eléctrico… propiciaron un concierto rayando el sobresaliente, rebosante de sensibilidad, con absoluta precisión de movimientos, donde las vibraciones sutiles de Saglio jugaban tanto con el arco como con los dedos, pizzicatos evanescentes o notas graves amortiguadas. Hay un buen equilibrio en este compartir musical.

El concierto arrancó con el cuarteto. En directo, la complicidad, el virtuosismo y la energía de los músicos se unían para crear melodías sugerentes.; así ocurrió con una pieza de aire tanguero, “Buenos Aires”, transportada por los lamentos del violonchelo, que semejan mimetizarse en un bandoneón, con acompañamiento jazzístico por parte de Steve en batería y de Christian al piano. Y todo esto, construyendo un discurso que suena natural, homogéneo, alejado de cualquier tipo de exhibicionismo.

La música de Saglio, como la de Satie, es profundamente evocadora; buen ejemplo de ello es “A Night in San Javier” (en referencia a Dizzy Gillespie) que ya estrenó hace un par de años en homenaje al festival, pero esta noche tocaba presentar “Voices”, y habría sorpresas. La primera fue la presencia de Natacha Atlas, que participó en varios números –su primera intervención recordó a Portishead y al sonido Bristol–, y con su propia destreza lírica contribuyó a la encantadora e hipnótica “Amâl”. Se vio reforzada por Camile para cantar “Elevation”, adentrándose en terrenos de la world music, con reminiscencias árabes; ella lanzó algún que otro ululante ‘zaghareet’, como hacen las mujeres árabes en sus celebraciones.; un trance idóneo para las danzas de los derviches giróvagos. Siguió Camille con su espectacular agudo de contratenor, que cubrió dignamente los huecos de los ausentes, como ocurrió con la balada “For the love that we feel”, que en el disco canta el sueco Nils Landgren (la cantó recurriendo a una chuleta). El desfile de invitados prosiguió con la cantaora flamenca Anna Colom, que lanzó un hechizo en tonalidad mediterránea: “Divina Tormenta”, cuya letra traduce al español el poema de Paul Verlaine “Green”. Repitieron Colom y el guitarrista con unas bulerías a las que se sumó Saglio tocando las palmas. Un tema del guitarrista, “Haití”, se mostró en tono rumbero, uniéndoseles el batería, que seguía el ritmo tocando con las manos. Luego llegaría una versión instrumental de “Temps modernes”, y, “ya que estamos en un festival de jazz”, echaron mano de uns versión de Miles Davis, “All blues”, comenzada por el pianista, donde hubo ronda de solos e improvisaciones. 

Ya en la recta final, dos temas enlazados: "Ghorba" con un tono espiritual proporcionado por Natacha Atlas, y "Movement" (con Anna Colom y Camile), que pusieron cierre a un concierto variado, sensible, destacando la importancia de las voces, un recorrido por el mundo. Saglio se eleva en su misticismo para crear una atmósfera sónica acogedora y, a su vez, una vibrante intensidad, con incomparables texturas y registros expresivos.

El bis no se hizo esperar: “El Abrazo”, sobre el último abrazo de Matthieu a su abuelo; una pieza muy sentida, un auténtico bálsamo para curar heridas, reminiscente de Wim Merrens con el falsete de Camile.