Entrevista | Cardiólogo y escritor

Raúl Sánchez: "Mis raíces en Caravaca me enseñaron a valorar la profundidad de lo sencillo, de lo sincero"

El médico caravaqueño presenta esta tarde en su pueblo 'No somos héroes' (2023), una colección de sesenta relatos –con cerca de 400 protagonistas– en los que repasa historias de la pandemia, vividas tanto en el hospital como en su vida personal

Raúl Sánchez firma ejemplares de ‘No somos héroes’ en la  Feria del Libro de Madrid.

Raúl Sánchez firma ejemplares de ‘No somos héroes’ en la Feria del Libro de Madrid. / L. O.

Enrique Soler

Enrique Soler

Raúl Sánchez, cardiólogo caravaqueño, presenta esta tarde en la Plaza del Templete –frente a la casa de San Juan de la Cruz– su libro No somos héroes (Gollarín, 2023). Al acto, que está previsto que arranque a partir de las 20.00 horas, asistirán el editor, Paco Marín; Inés Mataix, ingeniera agrónoma y empresaria; Pascual Gil Almela, padre carmelita; Juvenal Rey, cirujano cardíaco, y Juan José Gómez, director del Centro de Día Virgen de las Maravillas de Cehegín.

En este título, Sánchez recoge nada menos que sesenta relatos en los que repasa experiencias vividas en tiempos de pandemia. Así, pacientes, pero también amigos y familiares del autor, son los protagonistas de No somos héroes; personas reales, «de carne y hueso», que han marcado la vida del caravaqueño durante los últimos años (y que le han inspirado para componer esta obra). En total, cuenta, son 392 personajes, actores imprescindibles para llevar a cabo una «reivindicación elegante» –como la define Antonio Bañón– que habla de la sanidad pública, pero también de la ayuda a personas migrantes, de atención a las personas con discapacidad, del trato digno a las personas mayores y de la mirada interior y hacia uno mismo.

¿Qué es No somos héroes?

Un libro hecho desde la modestia, pero con la convicción de que las personas que lo protagonizan son modelos de vida. 

¿Qué se va a encontrar el lector en sus páginas?

Cerca de cuatrocientos nombres propios; personas con las que me he encontrado tanto en mi vida personal como en la profesional y que, de alguna manera, me han marcado. Algunas harán reír al lector (por lo que dicen o por lo que hace) y otras le harán llorar (por la grandeza con la que afrontaron o afrontan su sufrimiento). Creo que es un libro que engancha y que nos conecta con algo bueno, y eso no es tanto mérito del autor como de cada una de esas personas que la vida me ha puesto en el camino y que me han inspirado a escribir estos relatos.

Se trata de un libro que se fraguó durante la pandemia.

Sí. Escribir un libro es algo realmente complicado y complejo..., pero, por suerte, yo he estado en todo momento muy bien acompañado. Sobre todo, me viene a la cabeza Paco Marín, de Gollarín, que a mí me gusta decir que es «un editor de sueños», porque en tiempo récord ha hecho posible un libro que es verdaderamente una obra maestra, y no solo por lo que lleva dentro, sino por el cuidado con el que ha tratado esta edición y la portada que nos ha diseñado Rodrigo Sánchez.

¿Por qué decidió escribir este libro en un momento tan delicado como ese?

Para mí fue como una especie de terapia. Quería sacarme de dentro algunos momentos y experiencias –algunas muy buenas, otras no tanto...– vividos durante los meses más duros de la crisis de la covid-19. También quería dejar constancia de todas esas historias que, de alguna manera, nos forzamos a retener en la memoria para poder traer a nuestra mente y sobrevivir al confinamiento. Y también, y a este respecto, reflejar con palabras ese camino interior que muchos emprendimos durante aquellos meses. Quién sabe, quizá a alguien le pueda ayudar.

Antes mencionaba a Paco Marín. ¿Por qué se ha decantado por publicar con la editorial caraqueña Gollarín?

Por tres motivos. El primero es sencillo: conozco el cariño y la profesionalidad con la que Gollarín lleva trabajando durante todos estos años. El segundo es porque se trata de una editorial de mi tierra. El tercero es porque, sin duda, es la editorial que mejor iba a entender lo que se cuenta en este libro. 

¿Que es...? 

Te lo voy a resumir con una frase de Silvio Rodríguez que me vino a la mente cuando releí No somos héroes: «Los hombres sin historia son la historia». Gracias a él, a su inspiración, los nombres y hechos de muchas personas no se desvanecerán en el olvido.

Se trata de un libro que, igual que tiene diferentes relatos, también tiene varios escenarios.

Sí. Me gusta decir que hay varios niveles. Uno está dedicado a la sanidad pública y su importancia, otro invita a abrazar lo que la vida te trae, mientras que el último pretende poner en valor lo sencillo, las raíces (ahí es donde aparece mi pueblo, mi infancia y mi juventud. Pero, si hablamos de escenarios físicos, uno es el hospital en tiempos de pandemia; otro es, más específicamente, el quirófano (uno de los objetivos del libro era ‘sacar’ el quirófano del hospital, que la gente pudiera entender que es un oficio con cierta complejidad, pero que se puede comprender lo que hacemos utilizando un lenguaje cotidiano), y, Caravaca, como te decía. La ‘silueta’ de Caravaca está presente durante prácticamente todo el libro, de hecho. Y el último escenario es el campo, que reflexiona sobre nuestra conexión con la tierra.

Ya sabemos cómo su profesión le ha condicionado a la hora de escribir este libro, pero... ¿la literatura le ha aportado algo que le haya sido útil a la hora de desempeñarse como cirujano?

Sentarte a escribir es un acto inigualable; no hay nada que se parezca. A mí me gusta el silencio, me ayuda a pensar y a trabajar. Así que..., quizá con la escritura he aprendido a conocerme mejor, y eso, obviamente, repercute en mis actividades en el hospital, cuando estoy en el quirófano y cuando estoy con los pacientes o con sus familiares. Hay que escuchar más. Y tenemos que escucharnos mejor. 

Entre las palabras que escogería para definir a un cirujano se encuentra ‘precisión’, pero en su libro rehúye de los barroquismos; utiliza un lenguaje sencillo y claro pero que no cae en lo coloquial. ¿Hay algo de su profesión, más allá de la temática, que le haga escribir de esta manera?

No necesito frases largas o complicadas para expresar lo que siento. Mis raíces en Caravaca me enseñaron a valorar la profundidad de lo sencillo, de lo sincero. En el campo, para llegar a un acuerdo basta con estrecharse la mano, como cuento en el libro. No hay gesto más sencillo y que signifique más que ese. Tal vez mi estilo al escribir se deba a esto.