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El primer secreto de Francisca y Raimundo remonta a los espectadores al origen de la historia de amor de los protagonistas de la serie, que vivirán un amor imposible en la España del siglo XIX. Alberto García (El Palmar, 1984) interpreta a Salvador Castro, el pretendiente de Francisca (Susana Abaitua), que conseguirá que esta se vaya apagando. Carlos Serrano-Clark, Ales Furundarena, Trinidad Iglesias y José Gabriel Campos completan el reparto de esta obra producida por Carlos Sobera y destinada tanto a los seguidores de la serie como a los nuevos espectadores que se quieran adentrar en Puente Viejo. El actor murciano cuenta cómo es ese mundo.

Hábleme de su personaje, dicen que es un ser despiadado...

¿Quién dice eso? Jajaja. Es un seductor. Un tipo elegante y apuesto, pero tras esa imagen, sí, es un ser despiadado, manipulador e implacable en sus actos, pues como él mismo dice: «No hay objetivo que un Castro reniegue de conseguir».

¿Impone trabajar en una obra que ha tenido tanto éxito en televisión?

Al principio sí impone, pero es una gozada porque hay mucho trabajo detrás. Un texto que mantiene la tensión hasta el final, un lenguaje casi poético, un vestuario muy cuidado, y todo el trabajo del director y los actores. Aun así, antes de empezar nunca faltan unos pocos nervios, pero son los que te demuestran que estás vivo.

Y, profesionalmente, ¿qué supone para usted?

Proyección a nivel nacional y la oportunidad de hacer temporada en Madrid. Los actores necesitamos estar en activo y visibles. Si te conocen, pueden contar contigo.

La obra no deja de ser una historia de amor imposible, ¿qué más alicientes tiene para atrapar al espectador?

Los grandes temas siempre se repiten, amor, odio, traición, venganza, honor... La cuestión está en descubrir cómo reaccionan los personajes a los sucesos que pretenden alterar sus vidas; y esta historia atrapa, seas o no seguidor de la serie.

¿Cómo es trabajar con Juan Carlos Rubio como director y con el resto del reparto?

Un lujo. Juan Carlos trabajó a nuestro favor proponiendo pero también escuchando al actor. Tiene una gran sensibilidad e intuición y consigue que confíes plenamente. Eso es básico para disfrutar del proceso. Se ha creado un buen ambiente entre los actores, Juan Carlos y Chus, la ayudante de dirección, y eso ha hecho que el trabajo crezca.

Hoy en día los jóvenes no pasarían tantas dificultades como los protagonistas, pero, ¿cree que ‘los poderosos’ siguen imponiendo sus normas?

Sé de muchos que se cambiarían de siglo tal y como están las cosas. Siempre habrá quien se crea con el derecho a decidir por otros, pero son los protagonistas de cada historia quienes deben luchar para que eso cambie. En este caso, como antagonista, no ayudo demasiado.

¿Cómo ha ido hasta ahora la gira? Ya ha pasado por varias ciudades de la Región, pero ¿qué supone llegar al Romea?

La gira estupenda. Y tuvimos el privilegio del estreno regional en el IX aniversario del teatro Villa de Molina de Segura. Ahora, en plena forma y a una semana del estreno en Madrid, actuaremos en el Romea. ¿Qué más puede pedir un actor murciano?

Ha trabajado en varias compañías murcianas, ¿cómo ve el sector del teatro en la Región?

Abandonado y agredido por medidas como el 21%. Nuestra profesión siempre ha sido muy inestable, pero es muy triste cuando ves cerrar compañías de toda la vida. Fruto de ese panorama, hace ahora tres años creamos la Unión de Actores de la Región de Murcia (UARM), un referente para el actor murciano y que ofrece, entre otros, cursos de formación con grandes profesionales a raíz de los cuales hemos encontrado trabajo muchos de nosotros.

A nivel nacional se están haciendo numerosas producciones, ¿es fácil abrirse hueco o la crisis se nota tanto como dicen?

Se nota demasiado, pues hay muchas menos producciones, pero hay que seguir intentándolo. No puedes quedarte en casa esperando ‘la llamada’.

También ha trabajado en cortometrajes, ¿cree que es difícil dar el salto al cine y la televisión? ¿Se lo plantea?

Depende de muchos factores. Mi oportunidad llegó gracias a Salvador Serrano y Toni Medina y a su dedicación en la presidencia de la Unión de Actores. Me estrené en la pequeña pantalla con Eva Leira y Yolanda Serrano, directoras de casting en El secreto de Puente Viejo, pero con un personaje distinto al de la obra de teatro. Tuve la suerte de rodar en exteriores y, además, con escenas de acción. Disfruté como un enano. Tengo muchas ganas de seguir trabajando con cámara.

¿Cuándo y cómo decidió ser actor?

Siempre he sido una persona inquieta. Con 16 años cogí unos zancos y ahí empezó todo. Desarrolle mucho equilibrio y habilidad y durante los años de la Escuela estuve trabajando en compañías de teatro y danza contemporánea. Con el tiempo me fueron llamando para proyectos audiovisuales. Aún hoy sigo formándome.

¿La ESAD es una buena escuela? De ella han salido grandes actores...

Lo es, y en ella se aprende mucho, pero esta profesión es un continuo aprendizaje. Y sí, hay muy buenos actores y actrices murcianos.

¿Tiene algún papel, una obra o un director con los que le gustaría trabajar?

Pues la verdad es que interpretar a Salvador Castro bajo la dirección de Juan Carlos Rubio es más de lo que me podía imaginar y me vino sin pedirlo, así que dejemos que surja, pero por pedir, me encantaría trabajar con José Carlos Plaza por la gran inteligencia y sabiduría que demuestra como director y pedagogo en sus cursos.

¿Dónde nació? ¿Cuáles son sus aficiones? ¿Dónde vive en la actualidad?

Nací en El Palmar en 1984 porque mi hermano se empeñó en tener un ‘hermanito’ y mis padres, encantados con los dos, siempre nos han apoyado en todo. Hace 9 años me mudé a la capital murciana y los últimos 6 meses soy vecino madrileño en un corrala a 15 minutos del centro. Sigo usando los patines como medio de transporte y nunca dejo de ir al teatro.