Medio Ambiente

Solo se han declarado 41 granjas de gallinas para autoconsumo

Gran parte de las explotaciones caseras comunicadas están vinculadas a la recuperación de la raza autóctona de la gallina murciana

No declarar la tenencia de estos animales puede acarrear multas de hasta 100.000 euros

José Peñalver con un gallo y cinco gallinas murcianas

José Peñalver con un gallo y cinco gallinas murcianas / Juan Carlos Caval

Jose Antonio Sánchez

Jose Antonio Sánchez

Todas las aves tienen que estar registradas. Es lo que fijó la normativa en 2021 como una medida de control para evitar la expansión de la gripe aviar. Las grandes explotaciones están más que controladas. Pero, ¿y la familia que tiene unas gallinas que producen huevos que consumen en su mismo hogar? Hay. Hay muchísimas. Por eso la legislación hizo una excepción con las denominadas ‘granjas de autoconsumo’. Estas granjas son las que en «en ningún caso» comercializan con los animales, con su carne, con los huevos, ni con otras producciones derivadas de ellos. 

La ley te permite tener un número determinado de animales que no puede superar un tope. En el caso de sobrepasarlo, al igual que si hay rendimiento económico, son consideradas como explotaciones reducidas. Por ejemplo, en el caso de las gallinas ponedoras, el máximo que se pueden tener son 30. Si se trata de animales de engorde, el máximo de pollos es de 50. O 30 si hablamos de pavos o 50 patos u ocas, 167 perdices o 375 codornices. Aunque si la codorniz es reproductora o ponedora, el máximo permitido es de 167. Una extensa tabla de límites para poseer animales de cría, engorde o puesta. 

La realidad es que la declaración, pese a que es obligatoria y podría conllevar sanciones que llegarían hasta los 60.000 o 100.000 euros, en función de la norma, no se realiza. Hay muy pocas personas que avisan de que tienen estos animales para autoconsumo mediante el procedimiento de comunicación previa para la Inscripción en el Registro Regional de Explotaciones Avícolas. Tan pocas como que solo hay 41 declaradas en toda la Región de Murcia. Y gran parte están relacionadas con la recuperación de la gallina murciana. José Peñalver, presidente de la Asociación de Amigos de la Gallina Murciana (Agamur), es uno de ellos. 

«Hay muchísimo autoconsumo. El que se tenga que dar de alta todo, personalmente y como asociación me parece correcto, porque tenemos que proteger la industria cárnica. Hay muchos problemas con la gripe aviar y otras enfermedades, por lo que no podemos tener animales sueltos por 40 sitios sin saber ni dónde están», explica Peñalver. 

Que también relata la otra cara de la moneda: «Lo que no está bien, o yo no veo porque los políticos se dedican nada más que a la parte industrial, es que no piensan en que la gallina murciana se genera en las casas». Por eso es un problema, argumenta, el coste de realizar el registro ganadero, que supone un desembolso de 200 euros, lo que provoca un rechazo en las personas que tienen unas pocas gallinas: «Lo importante es tenerlas localizadas, no el número. La gente no está por gastar dinero y eso es ponerles trabas. Y castigar a la gente por no hacerlo es una barbaridad. Yo lo haría a través de los molinos donde se venden los piensos. Se podría hacer un registro que ellos compartan con la Comunidad. Sin coste y sin historias, porque lo importante es saber dónde están». 

Para Carlos Esparcia, secretario de Ganadería y Servicios de UPA Murcia, es lógico el registro por la gripe aviar, porque hubo muchos focos y mermó mucho los efectivos. Esta enfermedad, explica, se transmite en gran parte por las aves migratorias, por lo que si hay que actuar sanitariamente para controlar un brote, hay que tener a todas las gallinas localizadas. «Otra cosa es cómo llegar a esa persona para darle esta información y animarle a que haga el trámite de registro sin que le suponga un calvario burocrático. Pero es que, además, la carga administrativa para resolver estos expedientes sería muchísima», añade Esparcia.  

A esto hay que añadir, en los casos concretos como el de Agamur, que pretende recuperar una raza autóctona, las excepciones sobre estos animales porque si tienen que sacrificarlos todos, perderían una especie en peligro de extinción. «A los políticos sí les gusta vender la raza autóctona, pero no la cuidan nada y no se preocupan por nosotros. Ahora, cuando toca la foto, están todos», sentencia el presidente de la Asociación de la Gallina Murciana. 

La apuesta familiar para recuperar la gallina murciana en peligro de extinción

José Peñalver empezó hace más de 30 años a recuperar la gallina murciana. Fue su padre el precursor y él siguió con el trabajo familiar. Ahora están organizados en la asociación Agamur, de la que él es socio fundador, y ya son más de 50 personas. Entre todos han conseguido depurar la raza, han quitado las mezclas y lo han realizado con un estricto control registrado en un árbol genealógico. 

«Somos socios. Tanto de autoconsumo como productores. Tenemos el libro genealógico, un banco de germoplasma autorizado, un programa de cría y nos han concedido el logo 100% raza como sello de calidad de consumo a los productos de la gallina murciana», dice con orgullo Peñalver. Aunque no ha sido un trabajo fácil: «Empezaron a sacar razas más productivas y la gente las cruzó porque no sabían que lo que tenían en casa era una raza de Murcia». 

Seleccionan los ejemplares más aptos para la reproducción y, en total, hay algo más de 500 en toda la Región. A eso hay que añadirle los problemas de consanguinidad que solventan intercambiando gallos y gallinas. Lo que tienen claro es que la raza está depurada. Asegura que todas las razas autóctonas están en peligro de extinción excepto el combatiente español, a pesar de que las peleas de gallos están prohibidas. Por eso es tan relevante lo que han conseguido con la gallina murciana de la que, sentencia, se aprovecha todo: «Es una raza que genéticamente está muy adaptada, es muy dura y resistente al calor. Tiene una yema muy cremosa y sabrosa, con un alto grado de proteína. El problema es que tiene gusto a pollo y a mucha gente no le gusta. Hombre, es que es pollo, ¡no es sardina ni tofu!». 

Y con una carne roja: «Un músculo que se ejercita no es blanco. La carne de los muslos y contramuslos de pollo murciano son de color rojo y la pechuga es marrón. Si te mueves tienes vasculación, por eso el color. La carne amarilla es por los carotenos que les ponen en las granjas para identificarla». A lo que hay que añadir el tiempo, ya que un pollo industrial tiene un mes y medio y para que un pollo murciano esté apto tiene que crecer durante unos siete u ocho meses. 

El gallo: El macho tiene la espalda recta y el pecho negro con colores platas o dorados, ya que hay de las dos clases. Con colores vivos, la cresta muy grande, con entre cinco y siete puntas de rojo intenso. Tiene las barbas largas, la orejilla blanca y los tarsos amarillos. El espejo del ala también es característico.

La gallina: La hembra es parduzca, para poder esconderse en los rastrojos y desaparecer. Color crema por debajo y con la cresta caída. La diferencia cromática entre ambos es una estrategia de defensa, por la que la hembra no es visible para los depredadores y van a por el gallo, que se ‘sacrifica’ para que perdure la especie.

Gallo y gallina murciana

Gallo y gallina murciana / Agamur