Medio Ambiente

La solución final para la bahía de Portmán se aplaza otro año

El Ayuntamiento de La Unión teme que el Ministerio opte por no retirar los estériles mineros y sellarlos en la zona, una solución a la que se opone

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

Primera toma de contacto entre el Ministerio para la Transición Ecológica y el nuevo Ayuntamiento de La Unión, nacido tras las elecciones locales de mayo, a cuenta del proyecto de regeneración de la bahía de Portmán. El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, se ha reunido de forma telemática este martes con el alcalde Joaquín Zapata (PP) y parte de su corporación municipal para analizar los avances en un plan de restauración ambiental que acumula años de retraso.

El Ministerio, por lo pronto, ha decidido prorrogar hasta abril de 2024 el contrato con la consultora que está diseñando las alternativas que se pueden aplicar en la bahía. Esta empresa, la UTE Proes Consultores y Ibermed Ingeniería, debía tener lista antes del verano una solución planteada por los vecinos de La Unión y que obligaría a retranquear la línea de costa 250 metros y trasladar los restos de la bahía a un vertedero minero. Zapata ha confirmado a esta redacción que el Ministerio prevé tener para finales de año una lista definitiva de alternativas y llevarlas en noviembre a una nueva reunión de la Comisión de Seguimiento de Portmán. Será entonces cuando se podría optar por un camino definitivo.

El regidor, tras escuchar el análisis de los técnicos de Transición Ecológica sobre las opciones en la bahía, teme que el Ministerio opte por no tocar nada, mantener la actual línea de costa y sellar los estériles mineros para evitar la contaminación del aire y del mar. Esta posibilidad "tendrá un profundo rechazo por parte del Ayuntamiento de La Unión", señala Zapata, "nos da la sensación de que no quieren reanudar las obras". En una nota de prensa, el Ministerio señala que la ampliación del contrato se debe a la "necesidad de acordar las alternativas a evaluar para garantizar el adecuado desarrollo de los trabajos y la integración del puerto deportivo y pesquero dentro del proyecto de la bahía de Portmán", del que se haría cargo el Gobierno regional.

Teniendo en cuenta que no dragar la bahía tendría el rechazo absoluto tanto del Consistorio como de los vecinos, el Ministerio ya habla del proyecto de regeneración como unas obras que contemplarían la extracción y el traslado de los desechos mineros a otra zona. "Se va a llevar a cabo en los laboratorios del CEDEX un ensayo en modelo reducido para comprobar la estabilidad de la solución propuesta. Una vez se disponga del nuevo proyecto, se procederá a su tramitación administrativa y ambiental, licitación y ejecución".

Tres soluciones que no convencen

El Ministerio planteó en mayo de este año a los vecinos tres alternativas, de las cuales dos implicaban dejar la playa donde está ahora e inertizar los residuos que se saquen del nuevo puerto deportivo en la propia bahía. La solución que sí conllevaría el retranqueo sólo lo fija en 190 metros, algo insuficiente para el nuevo Ayuntamiento y los vecinos, y los materiales se quedarían confinados en la bahía, previa descontaminación. Otras de las diferencias entre estas opciones serían la ubicación de las escolleras de retención o los diseños de los diques de la nueva dársena. Transición Ecológica no barajaba en este primer abanico de opciones el traslado de los residuos, algo a lo que se opone La Unión.

El proyecto, que acumula años de retrasos, paralizaciones y batallas en los tribunales, podría retrasarse hasta 2025, ya que habrá que realizar una nueva Declaración de Impacto Ambiental tanto para la recuperación de la bahía como para el puerto deportivo.

La bahía de Portmán acumula varios intentos de regeneración que han terminado en saco roto y con distintos gobiernos en Madrid. Los continuos cambios de planes para alcanzar su regeneración, los recursos judiciales presentados por distintas empresas y las sucesivas paralizaciones de los proyectos han acabado por hartar a unos vecinos que desde 1957 a 1990 vieron como la actividad minera de la empresa francesa Peñarroya provocó que la tierra le comiera al mar 70 hectáreas de terreno con vertidos de lodos llenos de metales pesados.

En total, fueron 33 años de vertidos de estériles mineros por esta mercantil a una bahía que llegó a acumular 58 millones de toneladas de desechos y que se encuentra colmatada en un 80%.