Las cooperativas, un activo clave para el desarrollo sostenible

En el ecuador de la aplicación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, las cooperativas están en un momento clave para demostrar su contribución al cumplimiento de los ODS.

Son entidades que constituyen un pilar en su entorno. Por su naturaleza, representan y defienden valores que ponen en el centro de la gestión y toma de decisiones a las personas, y trabajan para impulsar y proteger comunidades con raíces auténticas. En el caso de las cooperativas agroalimentarias, su permanencia en el territorio garantiza la localización de la actividad y contribuye a la pervivencia del medio rural y de la vida de los pueblos gracias a la creación de empleo, además de beneficiar el mantenimiento de los ecosistemas.

Para Anecoop, como cooperativa y por tanto empresa de Economía Social, la sostenibilidad constituye el eje vertebrador de su modelo de gestión desde que comenzó su actividad en el año 1975.

Todas sus acciones tienen tres objetivos prioritarios: el bienestar social y económico de sus socios agricultores y sus familias, primer eslabón en la cadena de valor, el cuidado del entorno y del medio en el que desarrolla su trabajo y, por último, velar por la salud y seguridad de las personas que consumen sus productos, gracias a unas buenas prácticas agrícolas.

Anecoop pertenece al Pacto Mundial de Naciones Unidas desde 2021. Su estrategia consiste en trabajar en todas las etapas del proceso que representa la cadena de valor implementando medidas éticas y responsables en lo que se refiere a las personas, el desarrollo económico y el medio ambiente.

En primera línea se sitúan sus 73 entidades socias, localizadas en las principales zonas agrícolas españolas, y los más de 23.000 pequeños y medianos agricultores que pertenecen a éstas, propietarios de las tierras de cultivo a las que dedican sus esfuerzos y el mayor de los cuidados. En Murcia, sus socios son Agroter, Alimer, Frucimu, Hortamira, Toñifruit y Frutas Condiso.

La buena gestión medioambiental se refleja en su afán por trabajar con sistemas de producción eficientes y de bajo impacto, fomentando la lucha biológica en el control de plagas y para la conservación de la biodiversidad, promocionando entre sus socios el cultivo ecológico y con residuo cero, o impulsando sistemas para reducir el consumo de agua durante el proceso productivo. Además de participar en proyectos de investigación orientados al cultivo de frutas y hortalizas adaptado al cambio climático o formar parte de iniciativas orientadas a la gestión en común de tierras para evitar su abandono.