Los equipos de Atención Primaria se han convertido en estas últimas semanas en la verdadera barrera de contención del coronavirus, evitando que los hospitales se vean desbordados por un aumento de las visitas a los Servicios de Urgencias y controlando la propagación del virus.

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El aislamiento domiciliario es fundamental, pero para que los ciudadanos no tengan que salir de casa si necesitan ir a la consulta, renovar sus recetas o resolver una duda médica, todo el sistema ha tenido que reorganizarse con el objetivo de evitar, precisamente, esas salidas que ahora son innecesarias.

Médicos de familia, pediatras y enfermeros forman parte de este 'batallón' integrado por los profesionales de los centros de salud y consultorios, quienes se han situado en primera línea conteniendo el virus para que al hospital sólo lleguen los casos realmente necesarios o aquellos pacientes que necesitan una prueba diagnóstica concreta.

En un tiempo récord la Atención Primaria se ha reinventado gracias a las directrices que se han dado desde el Servicio Murciano de Salud (SMS). Los consultorios han cerrado sus puertas, su personal se ha trasladado a los centros de salud de referencia para reorganizar los equipos, unos trabajando de forma presencial y otros desde casa para intentar exponer al menor personal posible al Covid-19. Ya no existe la jornada de lunes a viernes, ahora hay que estar al pie del cañón todos los días, fines de semana y festivos incluidos.

Ante esta situación, el teléfono se ha convertido en la herramienta de trabajo fundamental de Atención Primaria, ya que las consultas presenciales se han reducido sólo a las imprescindibles y los médicos de familia hacen seguimiento a los casos sospechosos de coronavirus en sus domicilios vía telefónica. De esta forma resuelven también las consultas médicas por otros problemas de salud, explica el doctor Mario Soler, médico de familia en el centro de Jesús Marín de Molina de Segura. «Mis pacientes llaman cuando quieren coger cita y yo me encargo de llamarles a casa para hacer la consulta telefónica, es una forma de no exponerles a ellos ni a nosotros», afirma.

Desde el principio de la pandemia en el centro de salud Jesús Marín se hizo una separación física de las consultas de pacientes con infección respiratoria del resto de usuarios, donde se pasa consulta con los equipos de protección individual (EPI), habilitando también una sala de espera distinta.

Los equipos formados por médicos de familia, pediatras, enfermeros y residentes se distribuyen los pacientes de cada zona y todos los días realizan la ronda de llamadas a todos aquellos que tienen síntomas y son sospechosos de tener coronavirus, unos 18.000 en toda la Región, así como a sus posibles contactos, otras 20.000 personas. «En estas llamadas les preguntamos si se encuentran bien, si han tenido algún síntoma de Covid, si están cumpliendo el aislamiento. Con estas encuestas intentamos establecer toda la red de contactos para saber si han convivido o trabajado con alguna persona al menos 15 minutos a una distancia de unos 2 metros», señala la enfermera del centro de salud del Barrio del Carmen María José Galiana.

Su equipo llama cada día a cerca de un centenar de personas, una cifra que «está creciendo de forma muy importante».

En estas llamadas muchas veces detectan otro tipo de problemas, como son los casos de personas mayores que viven solas y que «aunque se les recomienda no salir de casa no les queda más remedio que hacerlo para hacer la compra o ir a por sus medicinas», dice Galiana. En estas situaciones, ellas se encargan de buscar ayuda a través de la trabajadora social del centro de salud o con voluntarios para poder llevarles lo que necesitan.

Al haberse suspendido la mayoría de las consultas presenciales, los pacientes que aún acuden a su centro de salud son aquellos que tienen que realizarse una cura o hacer la medición del Sintrom. «Pero si los pacientes se sienten escuchados y son bien atendidos en su domicilio no necesitan ir a Urgencias, esa es la parte más positiva», afirma el doctor Soler.

Asistencia a los más pequeños

Si la atención de los adultos se ha reorganizado también lo ha hecho la de los más pequeños y ahí están los pediatras, poniendo todo de su parte para resolver dudas y consultas. Uno de ellos es Gonzalo Sanz, del centro de salud de Santa María de Gracia, donde está prestando asistencia también los pediatras de los equipos de Atención Primaria de El Ranero, Murcia Centro, Cabezo de Torres, Zarandona y Vistalegre-La Flota.

Respecto a las consultas más habituales «se encuentran los cuidados y alimentación de los lactantes y recién nacidos, aunque nunca faltan las preguntas relacionadas con la piel, algún que otro traumatismo, por los juegos dentro de casa, y los temas digestivos». Y aunque las vacunaciones se han suspendido, se siguen manteniendo las de los menores de 2 años, ya que las de los mayores son recuerdos de otras vacunas que ya recibieron. «Hay que proteger a los más pequeños, no queremos que por el coronavirus nos salgan nuevos casos como la tosferina», dice la enfermera del Carmen.

Así, codo con codo, están trabajando los profesionales de todas las categorías de Atención Primaria, un equipo preparado para plantar cara a una nueva pandemia que ya ha paralizado a los países más importantes y amenaza gravemente la salud mundial y al sistema sanitario.

Cada centro de salud dispone de ambulancias para las visitas

La Consejería de Salud ha dotado a todos los centros de salud de la Región de ambulancias para poder hacer las visitas domiciliarias a pacientes con sospecha. Los sanitarios van equipados con los EPI y al finalizar la jornada el vehículo es desinfectado