«El ser humano se tiene que adaptar a la naturaleza, no al revés». Es es la filosofía de la Federación de Asociaciones de Vecinos, Consumidores y Usuarios (Favcac), que recientemente propuso al Ayuntamiento incluir dentro de su planeamiento urbanístico la creación de la figura de Suelo de Alto Valor Ambiental, Paisajístico y Agrícola (Savapa), un suelo sometido a un régimen jurídico de protección frente a las amenazas de la expansión residencial, el desarrollo de grandes infraestructuras y cualquier otra que incida en la artificialización del suelo. Entre estas, destacan especialmente la implantación de macroinstalaciones de energía renovable, como los parques fotovoltaicos.
La Federación propone la creación de bandas de protección en ciertos espacios naturales protegidos como la Sierra de la Muela, Cabo Tiñoso y Roldán en la zona oeste; el Parque Regional De Calblanque y las franjas de protección del Mar Menor en el este; y un espacio «de alto valor» situado al este de La Aljorra. También han representado posibles corredores ecológicos para tener un cinturón verde en el municipio.
«La figura de protección que planteamos es compatible con el desarrollo de las actividades primarias, siempre con acciones de desarrollo sostenible de por medio», ha destacado a LA OPINIÓN el vicepresidente de la Favcac. La Federación quiere que «se potencie la agricultura tradicional» en todas estas zonas y en el Campo de Cartagena. Para ello, «se debe transicionar hacia unas prácticas más ecológicas, como el cultivo del almendro y el algarrobo, un árbol clave para la lucha contra el cambio climático, ya que requiere de poco regadío y prolifera la biodiversidad con su fruto». También plantean «el desarrollo de las zonas costeras, como Los Nietos y Los Urrutias».
«La Federación considera que la tecnología va a cambiar y que las placas solares podrían ser insuficientes para abastecer a la población. También cabe la posibilidad de que si son muchas, no se puedan conectar a la red», afirma Díaz Ruiz. De esta forma, si se establecen macroparques fotovoltaicos, el municipio «tendría muchas hectáreas de captadores solares inútiles, lo que supondría una problemática, ya que su eliminación y la recomposición del terreno sería muy costosa y complicada. Un terreno que quedaría inerte y que probablemente se dedicaría a la edificación», subraya. Los vecinos consideran que «la regeneración y rehabilitación del municipio está por encima de la construcción de nuevas infraestructuras».
La Federación «apuesta por una transición energética del municipio, pero ésta ha de hacerse de forma ordenada, respetuosa con nuestro entorno y con garantías, evitando la posición de dominio de inversores». Díaz Ruiz teme que «en un futuro se fragmente demasiado el municipio y no se permita a la naturaleza que se consolide». Esto provocaría, según el vicepresidente de la Favcac, «que se retrocedieran 50 años, cuando las industrias que se encargaban de dotar de energía a la comarca contaminaron los suelos».
Para llevar a cabo esta transición energética, han instado al Ayuntamiento a «implementar la figura de Savapa». También quieren que «se apueste por la instalación de las placas solares en los techos de los edificios, frente a la ocupación del suelo». Asimismo, que «se impulse el autoabastecimiento» y «medidas al sector agrícola tradicional mediante programas de formación de impulso a cooperativas especializadas».
La Favcac ha presentado esta solicitud para que se implemente en el Plan General Municipal de Ordenación Urbana. Por su parte, el Ayuntamiento asegura que «estudiarán el proyecto», pero que en este momento la prioridad es «culminar la contratación del Plan General, al que se pueden presentar ofertas hasta el próximo 22 de abril». Una vez se lleve a cabo este proceso, que estiman «durará al menos un año», tomarán una decisión final respecto a la creación de esta figura.
