Opinión | Escaño cero

Plan de regadíos

Sí, Fernando, hay que controlar donde se riega. Esa también es tu competencia

Foto de archivo de trabajadores en una finca próxima al Mar Menor.

Foto de archivo de trabajadores en una finca próxima al Mar Menor. / FELIPE GARCÍA PAGÁN

Entre tanto discurso insistente y machaconamente repetido para incrustarnos la idea de la necesidad de incrementar la oferta de agua disponible y seguir alimentando la burbuja del regadío, básicamente agro intensivo, se ha colado una propuesta en el Consejo del Agua, que organiza La Opinión, que no debiera pasar desapercibida.

La planteó el presidente de la CHS, Mario Urrea, de la siguiente manera: «si el 80% del consumo del agua es agrícola, quizás en vez de hacer un plan hidrológico nacional, habría que plantear un plan de regadíos». La propuesta da un giro de 180º al punto de vista de la cuestión y de una manera obvia, lógica y sencilla traslada el foco del debate de la oferta ilimitada del recurso agua (más trasvases) a la gestión y regulación de la demanda.

Las más de nueve mil hectáreas de regadío ilegales detectadas en la cuenca vertiente del Mar Menor o episodios como el de la superproducción de limón de este año, que ha tirado los precios, motivada, entre otras causas, por un incremento incontrolado de la superficie cultivada (de regadío) nos están indicando que el presidente de la CHS, señor Urrea, no anda muy desencaminado en el diagnóstico de la situación.

Aunque, una cosa es la propuesta y el cambio de enfoque, que no es cuestión menor, y otra es como se materialice, lo que dependerá mucho de quién la impulse, y es que cuando tu gobierno, Fernando, la hace suya y dice por boca de tu director general del Agua, José Sandoval, que «hay que controlar dónde se riega y con cuánta agua», uno no sabe si echarse a reír o indignarse.

Al final estamos ante el dilema de siempre: dejar al mercado y las fuerzas que lo controlan campando a sus anchas o regularlo en beneficio del verdadero interés general que, en este caso, incluye, además, la preservación de los derechos medioambientales de las personas y también de los propios ecosistemas (ILP del Mar Menor).

Y es que ha sido precisamente el crecimiento exponencial de la agroindustria intensiva, especialmente en la cuenca vertiente del Mar Menor alimentado por el Trasvase, el que ha provocado el colapso de este ecosistema y la contaminación de la mayoría de los acuíferos de la Región, como en el Noroeste murciano, por el uso masivo e incontrolado de nitratos.

Sí, Fernando, hay que controlar donde se riega. Esa también es tu competencia.

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