Iberdrola ha expresado en un comunicado, como respuesta al estudio del doctor de la UPCT sobre los habitantes de Santa Ana, que todos los organismos científicos internacionales y comités de expertos que han estudiado los campos eléctricos y magnéticos de 50 Hz en los últimos años coinciden en afirmar que los campos eléctricos y magnéticos generados por las instalaciones eléctricas no producen efectos nocivos a largo plazo (es decir, enfermedades) y, por lo tanto, no suponen un riesgo para la salud pública.

Las conclusiones a las que ha llegado la comunidad científica son:

No se conoce mecanismo biofísico o bioquímico que explique cómo los campos eléctricos y magnéticos, generados por las instalaciones eléctricas, podrían causar efectos nocivos a largo plazo.

El conjunto de los estudios epidemiológicos no encuentran una asociación entre trabajar o residir cerca de instalaciones eléctricas y un incremento de enfermedades. La experimentación de laboratorio indica que los campos generados por las instalaciones eléctricas no producen efectos nocivos.

A esa misma conclusión llega el Ministerio de Sanidad y Consumo de España en su informe técnico Campos electromagnéticos y salud pública [PDF]Enlace externo, se abre en ventana nueva., elaborado por un comité de expertos y hecho público en mayo de 2001:

"No puede afirmarse que la exposición a campos electromagnéticos dentro de los límites establecidos en la Recomendación del Consejo Europeo (1999/519/CE)... produzca efectos adversos para la salud humana. Por tanto, el Comité concluye que el cumplimiento de la citada recomendación es suficiente para garantizar la protección de la población".

Estos límites son, para frecuencias de 50 Hz, de 5.000 V/m para el campo eléctrico y de 100 microteslas para el campo magnético.

¿Qué se entiende por comunidad científica? ¿Quiénes y cómo deciden qué estudios son fiables y cuáles no?

Se entiende por comunidad científica al conjunto internacional de científicos que, por sus trabajos, investigaciones y descubrimientos en una determinada materia integran comités de estudio, comisiones editoriales de revistas científicas, academias nacionales y centros de investigación con un rango similar al que en España poseen el Centro Superior de Investigaciones Científicas, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas o la Real Academia de Ciencias Físicas y Naturales.

Las investigaciones y conclusiones de estos especialistas deben ser difundidas en una serie de revistas especializadas, cuya enumeración y evaluación es asumida por el Journal Citation Reports, una publicación del Institute Scientific Information. De este modo, sólo se puede hablar de controversia científica en torno a una determinada materia cuando se plantean diferencias de criterio entre los miembros de esta comunidad, depositaria del conocimiento compartido global. En tal caso, los discrepantes deben documentar con pruebas sus hallazgos. Si no lo hacen y se mantienen en sus postulados, se autoexcluyen de la denominada comunidad científica.