Dicen que de noche todos los gatos son pardos y, en el caso, del casco antiguo de Cartagena, los felinos son de distintos tamaños y colores. Algunos de ellos se concentran en zonas como la calle Gisbert, a la altura de los Refugios de la Guerra Civil, aunque también se pueden ver en la zona de la Morería Baja y en calles como Balcones Azules, San Roque y el entorno del Molinete, donde hace poco el ayuntamiento de Cartagena ordenó a los técnicos del Centro de Acogida y Tenencia de Animales (CATAD) que retirase varios felinos y fumigase para garantizar las condiciones de salubridad e higiene de la zona.

Hace meses el concejal de Seguridad Ciudadana, Mariano García, pedía a los cartageneros que no diesen de comer a los gatos callejeros para evitar que el casco se llenase de felinos, pero lo cierto es que las ordenanzas municipales no prohíben este comportamiento. Sin embargo, desde principios de este años, la asociación Cuatro Gatos de Cartagena se dedica a cuidar y controlar las colonias de mininos que existen en el casco.

Los voluntarios que trabajan en este colectivo, que cuenta con un centenar de socios, se encargan de alimentarlos, desparasitarlos y llevarlos al veterinario para que castren a los gatos y esterilicen a las gatas. Sin embargo, los vecinos de la Asociación Isidoro Máiquez del Casco Antiguo no están conformes con el trabajo que desarrolla el colectivo Cuatro Gatos.

«Quieren llenar el casco de colonias de gatos e instalar alambradas y comederos para los animales. Mantener en buen estado a estos animales requiere una atención sanitaria que hay que pagar y pretenden que el Ayuntamiento se haga cargo. Son un foco de insalubridad y no están controlados. Dicen que pueden ser un atractivo para el turismo, pero no estamos de acuerdo. Ahora hay un grupo de felinos en la calle Gisbert y además, se comen a los ratones, pero no a las ratas», aseguró su presidente Jaime Gómez, quien ya ha manifestado la oposición de los vecinos al concejal de Sanidad, Nicolás Ángel Bernal.

Éste último tampoco se muestra muy conforme con que esta asociación alimente a los felinos. El Ayuntamiento no ejerce ningún tipo de control sobre los mininos. «Sólo se retiran cuando hay una denuncia y pueden suponer un problema sanitario. Antes del verano la calle San Roque estaba llena de gatos. Les daban de comer y no los limpiaban y al final se creó un problema sanitario. Hace poco también tuvimos que retirar varios gatos en las inmediaciones del parque arqueológico del Molinete».

Por su parte, la portavoz del colectivo Cuatro Gatos Cartagena, Ana Rama, aseguró que no tiene datos de cuántos gatos hay en el casco, aunque insistió en que más del 65% ya están esterilizados. La calle es su sitio y ellos salen de noche y cumplen una función: controlan las plagas de cucarachas y se comen a las ratas». Rama está pendiente de tener una reunión con el Ayuntamiento para presentarles un proyecto de gestión de las colonias de los gatos «que ya funciona en otros municipios de Valencia, País Vasco y Barcelona», dijo.

La portavoz del colectivo Cuatro Gatos Cartagena señaló que el coste de las actuaciones que desarrolla el colectivo se financia con las cuotas de los socios y con la ayuda de la Fundación Brigitte Bardot, que se encarga de pagar a los veterinarios.

Desde el Ayuntamiento no se mantiene una postura clara al respecto, ya que no se controla a los felinos, pero sí se encargan de retirarlos cuando las colonias de felinos que alimentan los vecinos crecen demasiado y se comprueba que no están limpios.