Derecho animal

Esterilización de gatas

Raúl Mérida

La razón es sencilla. La esterilización de los gatos evita camadas indeseadas y abandono, lo que, con el paso del tiempo, reduce el número de animales. Se ha demostrado que el nacimiento de cachorros sin control es una de las principales causas de abandono en España. Por lo tanto, la esterilización es un medio de control. Sin embargo, para que sea eficaz hay que aplicarla bien.

Para empezar, es imprescindible esterilizar a todas las hembras de la colonia. Una sola gata sin esterilizar echaría al traste el control deseado. La razón por la que debe operarse a las hembras es la efectividad. Aunque la cirugía para castrar machos es mucho más sencilla, si un solo macho se quedara sin castrar podría preñar a todas las hembras.

En definitiva, si todas las hembras son esterilizadas y se controla que no haya abandono, la colonia acabará desapareciendo por la muerte natural de todos los individuos que la forman. Sin abandono y sin crías, la colonia se extingue. Es ley de vida.

Sin embargo, en la práctica lo anterior no se cumple y las esterilizaciones rara vez se completan por colonias. Al contrario, los responsables de aplicar dichas medidas, a menudo y ante la presión soportada, acaban atendiendo peticiones individuales que se hace por aquí y por allá para esterilizar animales. Grave error que, en la práctica, inutiliza la eficacia de las esterilizaciones y genera frustración y enfrentamiento.

Por lo tanto, si se hace, debe hacerse bien. Además, cuando se esterilice a las gatas, deben identificarse con chip para un mayor control y, ya de paso, ser vacunadas y desparasitadas. Todo ello, por supuesto, regulado por leyes que nazcan del consenso y se apliquen con sentido común, tal y como se hace en muchos de los países de Europa. Lo demás, es crear más enfrentamiento donde ya hay enfrentamiento.