La Fiscalía alerta de que en la Región faltan policías para proteger a las mujeres maltratadas

Para luchar contra la lacra de la violencia machista, en la comunidad murciana faltan juzgados especializados, más fiscales, forenses de guardia centrados en evaluar a las víctimas, policías para proteger a las mujeres y, en general, «medios, medios y más medios, también para los funcionarios, que son mileuristas y se cargan con todo el trabajo», explica la fiscal delegada de Violencia de Género en la Región de Murcia, Concha López. 

La fiscal de Sala de Violencia Contra la Mujer, Teresa Peramato, mandaba esta semana un escrito a todas las Fiscalías del país, entre ellas la de la Región, en el que ponía el acento en la importancia de «intensificar la acción proactiva» para con las mujeres maltratadas. En concreto, Peramato hablaba de adoptar cautelares, como órdenes de alejamiento, aunque las víctimas no las soliciten, y que se pongan más pulseras contra el maltrato. 

La burocracia judicial frena a las víctimas de violencia de género y las lleva a quitar las denuncias

A este respecto, Concha López considera que Peramato ha sido «valiente» a la hora de salir y dar la cara y remarca que en Murcia capital «cumplimos con creces» estas premisas y que en los juzgados de Violencia contra la Mujer ya se están dictando «órdenes de protección sin solicitarlas ellas». 

Sin embargo, no pasa lo mismo en los pueblos, donde urgen «juzgados especializados», subraya. 

"Nos dejamos la piel todos los que estamos, y estamos por vocación absoluta", hace hincapié Concha López

En la última Memoria de la Fiscalía Superior, López ya hablaba de la «dispersión de órganos judiciales existentes en nuestra comunidad en juzgados mixtos como en los partidos judiciales de San Javier, Totana, Cieza, Jumilla,Caravaca de la Cruz, Yecla, Mula y Molina de Segura», donde «las dificultades en materia de personal se agravan por la ausencia de fiscal especialista para el despacho de dichos asuntos, dada la escasa plantilla asignada, y en algunos casos sin la asistencia de funcionario de Fiscalía, asumiendo dicha función un funcionario del juzgado mixto que corresponda en la guardia».

«No obstante, la implantación de fiscales de enlace en las sedes de fiscalías territoriales y de área, como Cartagena, Lorca y Cieza, han sido sin duda el eslabón necesario para conseguir el objetivo pretendido de unidad de actuación entre todos los fiscales en la materia», resalta al respecto en el citado informe.

Sobre la ‘comarcalización’

En cuanto a la denominación ‘comarcalización’ de los juzgados de violencia de género (la opción de concentrar en el partido judicial de Murcia los asuntos de esta materia), la fiscal considera que sería bueno que se centralizase, «porque sería con personal especializado», aunque reitera que ha de dotarse de más medios al Ministerio Público. «Tendrán que ponernos guardias de 24 horas y retribuir a jueces y fiscales, porque nuestras guardias no nos las pagan», manifestó. Hace una década, el entonces presidente del TSJ Murcia, Juan Martínez Moya, dijo que había que comarcalizar «sin miramientos» los juzgados de violencia machista.

En la Fiscalía de Violencia de Género «nos dejamos la piel todos los que estamos, y estamos por vocación absoluta», aseveró López. Esta dedicación y entrega da lugar a que salgan «con estrés» y se lleven un volumen importante de trabajo a casa. 

Aunque la Fiscalía de la Región y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están en contacto constante, dado que hay «muchos casos abiertos y han de hacer mucho papeleo», ocurre que «falla la burocracia y fallan los medios», lamenta Concha López.

«No hay tantos agentes para tantas víctimas con protección que tenemos en Murcia, una de las comunidades con órdenes de protección más alta. No hay medios suficientes», sentencia.

También hay carencia de forenses para ver a las víctimas: "Lo llamas y te dice ‘lo siento estoy levantando un cadáver’"

En cuanto al papel del Instituto de Medicina Legal, la fiscal delegada lamenta que falten profesionales, ya que, en ocasiones, hay un solo forense de guardia para cubrir todo el territorio. Valora que se trate de expertos que «priorizan los informes de las víctimas de violencia de género», aunque apostilla que en más de una ocasión urge su presencia y «llamas al forense y te dice: ‘Lo siento estoy levantando un cadáver’».

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