Margarita del Val es una de las investigadoras científicas más solventes de nuestro país, que se convirtió en un referente para la interpretación de los datos del coronavirus desde el inicio de la pandemia. A partir de entonces, cada valoración sobre alguna de las enfermedades que afectan a nuestra sociedad (como la viruela del mono desde hace algunos meses) es una luz en la oscuridad de los fríos datos. 

Su última intervención a raíz de un curso de verano en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) en Santander ha puesto el foco de los medios de comunicación sobre un tema que, en beneficio de la actualidad informativa, ha estado prácticamente olvidado durante los últimos meses: el coronavirus y cómo nos vamos a enfrentar a él de cara al próximo otoño e invierno. 

“Tenemos que prepararnos para el otoño y no lo estamos haciendo”

Precisamente esto es lo que ha denunciado Margarita. La inmunóloga ha sido contundente en su lectura: estamos en uno de los “momentos más favorables” de la pandemia porque “estamos en verano y nuestro comportamiento hace que sean menos probables los contagios”, pero “tenemos que prepararnos para el otoño y no lo estamos haciendo”. 

Un dato en concreto ha disparado las alarmas: según la química, “ahora mismo los casos de muerte por coronavirus son cuatro veces superiores a los que hubo en julio del año pasado”. El motivo, según explica a los medios, “no es porque las vacunas estén fallando”,  sino porque estamos teniendo un comportamiento cuatro veces superior en riesgo en exposición al virus de lo que tendríamos que tener”. 

El comportamiento principal “que no estamos aprendiendo” según la viróloga es a controlar la calidad del aire. Su encarecida recomendación de cara al invierno es que aprendamos a medir la calidad del aire y a aplicar los antivirales, en definitiva:  “los fuegos de verano se apagan en invierno”, y para la experta en virus no lo estamos haciendo como deberíamos en el caso del coronavirus. 

Según su propia reflexión, de la misma forma que no esperamos a estar ingresados en el hospital para tomar antibióticos contra una faringitis, no deberíamos esperar a que se diera una situación análoga con las enfermedades respiratorias: un caso especialmente sangrante entre los más mayores, el colectivo con mayor tasa de mortalidad a causa de la COVID-19