Opinión | Mamá está que se sale

El espejo del alma

Escuchar una explicación científica sobre que la cara es el espejo del alma, me parece un hallazgo asombroso

Robina Weermeijer / Unsplash

Robina Weermeijer / Unsplash

Hace tiempo que sigo a Nazareth Castellanos. Es una científica y divulgadora que explica los misterios del cerebro de una forma que parece que hable de un juguete superbásico. Es como neurociencia para principiantes, desde que la descubriera Ramón y Cajal hasta ahora.

Lo último es un descubrimiento en el que se desbanca para siempre esa posición poco menos que imperial del cerebro sobre el resto de los órganos. Ahora se ha sabido que el cerebro no hace lo que quiere, sino que actúa según la información que recibe, constantemente, de cada uno de los órganos. El cerebro necesita saber qué le dice el cuerpo para saber qué tiene que hacer. Hay una constante comunicación, y no solo con los órganos, también con el entorno.

Una de las cosas que explica es lo importante de la postura: si no estás erguida, al cabo de un rato los sistemas de memoria se empiezan a inhibir, y que los sistemas de percepción buscan entonces lo negativo, más que lo positivo. Me refiero a que, si te sientas en la silla con el culo en el borde, el cerebro empieza a apagarse. Pocas veces repito en mi casa lo de que hay que sentarse bien. Yo lo digo por una cuestión de decoro y buena educación, pero ahora voy a innovar la cantinela y añadiré lo del apagón neuronal. Hasta qué punto es importante para nuestro cerebro, incluso, la postura.

O el papel del intestino y del estómago. Tenía oído que la microbiota influía mucho en la función cerebral, pero es casi como si hubiera otro cerebro en nuestras tripas. O también la respiración, que influye sobre la memoria y la atención. Dime que no estás respirando hondo al leer esto. Pues deberías, porque, de cómo estemos respirando dependen hasta nuestras emociones.

Pero bueno, en realidad el cerebro sí ejerce el mando. Afortunadamente, no hay un funcionamiento democrático en nuestras tuercas, sino que hay algo que controla todo, y es el cerebro.

Pero por lo que te cuento todo esto es por lo que viene al final. Y es que toda esa información, constantemente, llega a través del nervio vago, ¿lo habías oído? Se llama así porque ‘vagabundea’ por todo el cuerpo, recogiendo toda la información.

Y ahora viene lo bueno: que el nervio vago no manda la información al cerebro directamente, sino que, primero, la envía a nuestros músculos faciales. Por eso no podemos disimular tan fácilmente, y en la cara se refleja un rayo o una estrella, según como estemos ¿cómo te quedas? 

Escuchar una explicación científica sobre que la cara es el espejo del alma, me parece un hallazgo asombroso. Seguiré escuchando a esta mujer, y quién sabe qué cosas me enteraré. 

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