Opinión | Salud y rock and roll

Un momento poderoso y triste

La palestina Inas Abu  abraza el cuerpo de su sobrina Saly, de 5 años, muerta en un ataque israelí.

La palestina Inas Abu abraza el cuerpo de su sobrina Saly, de 5 años, muerta en un ataque israelí. / Mohammed Salem

Sigo con resaca emocional. Ha pasado una semana de las risas, los amigos y la música, de hacerle fotos a farolas y a pantallas de escenario para que en el grupo de WhatsApp los amigos sepan dónde estoy para ver Los Planetas. Un fin de semana sanador para la mente y para el alma, donde le doy al ‘pause’ por dos días a todo, para recargar energía y cuidarme a ritmo del Súper 8 y El Amor de la clase que sea. O seguir las visuales hipnóticas de The Blaze, mientras mi cuerpo no deja de bailar... Pero del pasado fin de semana, les confesaré que aún no he podido salir del concierto de Viva Suecia y en concreto de la canción Hablar de nada.

«Y antes de hacernos viejos. Y hablar de nada, voy a pasar. Mis vacaciones dentro de una tormenta y quererme más. Y voy a hacerlo por ti. Yo quiero hacerlo por ti»

Y mientras yo sigo en mi particular resaca, la vida se encarga de devolverme a la realidad, y aprovecho para dar mi opinión que nadie me ha pedido sobre algunos temas: Me quedé sin entender muy bien lo de Pedro Sánchez y sus días de reflexión, y entendí menos aún sus explicaciones. Entiendo que vivimos en un mundo donde quién marca los tiempos políticos es la crispación, el ruido y los bulos, pero me pregunto si con lo que ha hecho no ha encendido aún más a la fachosfera, en vez de hacer reflexionar. Eso sí, lo mejor de todo lo que ha girado en torno al presidente del Gobierno ha sido el mapache dando vueltas con los brazos en alto al ritmo de la canción de Raffaela Carrà.

Pero dejando la cutre política española y la frivolidad a un lado, mucho estamos tardando todos cómo sociedad en salir a la calle a decir «basta». Estamos viendo por televisión cómo exterminan al pueblo palestino, estamos viendo como atacan a niños, mujeres, hospitales y zonas de refugiados. Estamos viendo cómo bloquean la ayuda humanitaria, cómo se ríen del pueblo palestino a través de redes sociales. Por no hablar del gesto del embajador de Israel al triturar la Carta de Naciones Unidas después de que 143 estados miembros han pedido la integración de Palestina en la ONU.

Me cuesta entender cómo en pleno siglo XXI manifestarse en favor de la paz y del pueblo palestino sea motivo de detenciones, de agitación social y policial, cuando lo que debería ser es un grito unánime para que esta masacre termine. El atentado de Hamás no justifica la matanza de inocentes por parte de Israel al pueblo palestino.

Lo único positivo, parece que el Gobierno de España declarará Estado a Palestina el próximo 21 de mayo. No sé si servirá de mucho, pero sin duda es un paso. La comunidad internacional va muy tarde, ojalá hubiéramos sido tan contundentes con Gaza como con Ucrania. El pueblo palestino nos necesita desde hace demasiado tiempo y aún parece que nos cuesta reaccionar. Israel no va a parar y tras los atentados de Hamás han encontrado la manera de acabar con todo un pueblo.

Es terrible ver las imágenes de la muerte que vemos a diario a través de los medios y gracias a los periodistas, cámaras y fotoperiodistas que se están jugando la vida cada día. Pero de todas las imágenes, seguro que se les quedó grabada en la retina la misma que a mi me estremece: Inas llorando desconsolada abrazada a lo que parece el cuerpo de una niña, Saly, que fue alcanzada por artillería israelí, tenía 5 años, era su sobrina favorita. Mohamed Salem, fotoperiodista palestino, premio World Press Photo 2024, como él ha descrito «Fue un momento poderoso y triste», en la franja de Gaza, donde Sally jugaba con su tía y le encantaba que le hiciera fotos con su teléfono móvil. Una foto que nunca debería haberse hecho ha dado la vuelta al mundo y ha ganado un premio. Maldita guerra, maldita muerte.

La vida sigue, yo sigo con mi resaca emocional y la música y las risas en mi cabeza, mientras la vida me ha devuelto a la realidad de los cuidados, a mi realidad. Mientras hay gente muriendo, masacrada por la maldad de un pueblo que no parará hasta arrasar todo. No podemos quedarnos de brazos cruzados, de la manera que sea tenemos que parar esta guerra. Free Palestina.

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