Opinión | Erre que erre (rock 'n' roll)

El golpe

Dicen que los cambios son el proceso imprescindible para encontrarse con el sosiego de nuestra propia integridad, que a día de hoy viene a ser la manera más certera de conseguir la tan ansiada felicidad

Eric Jiménez, batería de Los Planetas.

Eric Jiménez, batería de Los Planetas. / EFE / Miguel Ángel Molina

Hay gente que sin saber cómo, ni porque, un día se aleja demasiado, lo hace sin tener en cuenta que casi la mitad de los seres humanos que habitamos el planeta padecemos una miopía galopante y dejamos de ver con nitidez a determinada distancia. Al enemigo que huye, puente de plata, al amigo que se aleja, déjale claro que siempre que quiera volver será bienvenido, como diría un poeta: «y en cada primavera».

Cada vez somos más los que huimos y nos alejamos de ajetreos y berenjenales que, durante mucho tiempo, fueron parte imprescindible de nuestra existencia. Dicen que los cambios son el proceso imprescindible para encontrarse con el sosiego de nuestra propia integridad, que a día de hoy viene a ser la manera más certera de conseguir la tan ansiada felicidad. Soltar el lastre anclado a uno mismo durante demasiado tiempo genera incertidumbre y temor, pocas cosas deben dar tanto miedo o pueden ser más angustiantes que la sensación de perder el control sobre algo. Pero toca alejarse aún desconociendo el nivel de dificultad del proceso ni lo que te espera, porque sabes que en dónde estás ya no puedes seguir, y ya que no tenemos el poder para cambiar demasiado todo lo feo que nos rodea y pueda no agradar, al menos permitamos pequeñas variaciones, a fin de cuentas, los protagonistas del libro de nuestra vida somos uno mismo, sería un error conformarse con el papel de una nota escrita a pie de página para darle el absoluto poder al tibio que juega a ser el actor principal. Por eso lo de seguir buscando el significado de una identidad personal, como esas a las que nos ha llevado Paul Auster, fallecido en Brooklyn como imperativo, hace tan solo un par de días. Auster se negó en rotundo, por profunda ideología izquierdista, a visitar la República Popular China o la Turquía de Recep Tayyip Erdogan, de la misma manera que yo me niego (entrada en mano) a quedarme en el festival Warm Up para ver a una banda que ha sido referente y directriz, motor en mi vida, entidad, ópera, leyenda, fatiga, canción y principio básico. Sí , con previo aviso, no anuncia que dos partes importantísimas de la misma no pisarán el escenario murciano. Llamadme atrocidad, pero mis principios no me permiten admirar el show que puedan ofrecernos Los Planetas si Eric no se marca cuatro millones de golpes con su baqueta para dar la intro a esas canciones. El batería más importante de la escena indie nacional ha sido desconvocado, según mis fuentes de la organización, por no haber grabado el Super 8, disco con el que andan girando los granadinos. Así como si interpretarlo y defenderlo durante 26 años no fuera motivo suficiente para ello y no te otorgase derecho a réplica, que es lo que mi amigo desde hace un cuarto de siglo no quiere hacer. Porque como asentado camarada en el escalafón que otorga el rock, es el primero a mucha distancia del que le sigue, y el impulsor de joyas como Omega sí respeta jerarquías y, por tanto, decisiones sin hacer ruido. Pero a las que nos imponen zapatear e informar en este laberinto que es la música, nadie nos va a frenar para gritar alto y claro que Los planetas no son sin Eric Jiménez.

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