Opinión | Noticias del Antropoceno

Ya lo decía Carrillo

El Carrillo al que cito en este artículo era el ingeniero director de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla en una época en la que mi agencia publicitaria de entonces (Tam Tam) ganó por dos años consecutivos el concurso de la campaña publicitaria cuyo objetivo era concienciar a los usuarios de la Región para que ahorraran en el consumo de agua. Según contaba el propio Isidoro Carrillo (un técnico muy preparado y un ameno conversador) la campaña era obligada más bien por cuestiones morales y estéticas, porque el abastecimiento de agua de nuestra región siempre ha estado doblemente asegurado por los caudales que vienen de las sierras donde nace el Segura y por las aguas del Trasvase. No es que fuera cuestión de aparentar, más bien de solidarizarse con otras regiones que no habían tenido nuestra suerte.

Que en realidad no fue suerte, sino una decisión estratégica por parte del régimen franquista de asegurar la provisión de agua por razones exclusivamente militares al puerto y ciudad de Cartagena, en su calidad de sede de la de Capitanía General del Mediterráneo. También se aprovechó el Régimen de que hubiera tanta mano de obra disponible, en forma de prisioneros del bando republicano tras la reciente Guerra Civil. De hecho, al menos por aquel entonces, en las paredes de la Mancomunidad en Cartagena se podían contemplar fotos de los trabajos que se hicieron a pico y pala (no había otra forma entonces) por cientos o miles de perdedores de la guerra. Dichos trabajos (regados de sangre, sudor y lágrimas de los penados) permiten hoy en día que a las poblaciones abastecidas por la Mancomunidad del Taibilla nunca les falte agua, incluso en época de sequía.

Y, a lo que voy, lo que me decía este ingeniero que conocía todo lo relativo al transporte y tratamiento del agua, era que algún día los ríos serían de doble dirección, trayendo agua desde donde llueve y se almacena en pantanos, y, en reverso, hacia las poblaciones del interior desde las instalaciones marinas de desalación en la costa. Ese sería ya el presente si no hubiera tanto prejuicio con lo nuclear porque los pequeños reactores son una solución eficiente y barata para la desalinización. 

Alternativamente, las desaladoras alimentadas por energía eólica marina son la solución más probable para esos ríos de doble dirección que profetizaba el señor Isidoro Carrillo.

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