Opinión | Achopijo

Siete tapas y diez años

Para sueños, las siete tapas que hoy me alegran el minuto de oro de cualquier sábado tonto en el que terminamos en alguna barra murciana

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Hace diez años, aquí mismo, contaba qué siete tapas me estaban tocando la puntica del corazón en mi Murcia querida. «Diez años después mejor dormir que soñar», dice el maestro Calamaro en uno de sus temas fetiche. Escuchaba esa canción hace diez años y pensaba en cómo iba a interpretar esa frase diez años después, y lo hago igual. Esto es, que prefiero soñar; y sigo entendiendo a Andrés de la misma forma que entonces. Intuyo que siempre preferiré soñar a dormir, quizás hasta el último día cuando dormir sea la única opción.

Para sueños, las siete tapas que hoy me alegran el minuto de oro de cualquier sábado tonto en el que terminamos en alguna barra murciana. Ruego no se perciba orden clasificatorio, hoy son estas siete y mañana podrían ser otras siete. Es lo que tiene soñar por delante de dormir.

1.- Croqueta de pollo del Bar Verónicas. Por su crujiente y espumosa ternura, y un sabor que eleva a lo abrupto el umami del pollo asado. No hay vez que no paremos en casa de Samuel que no la pida. Calentica. En su bandeja de plata. Humeante. Delicia.

2.- Pan brioche de anchoa artesanal con mantequilla fermentada de Tándem. Un bocado al cielo. Se abre todo el sabor con el primer bocado y no quieres que se acabe nunca. La pena es que no puedas parar a tomarte una en la barra y forme parte de un menú, que por cierto, es celestial al completo. Una tapa tan elegante como sencilla y sorprendente.

3.- Canelón de rabo de toro de Maza. La perfecta unión de sabor gratinado, hecho con el mimo de todas las abuelas del mundo. Un canelón para dominarlos a todos. Imperdible. Y que en Maza te lo pongan con el vino que decidan, porque le darán un punto más a todo lo que te rodea. Supremo.

4.- Huevos pimentoneros en Casa Rafa. Dirán que es por nostalgia del Perela... que lo digan. Pero el punto de las patatas y los huevos y el toque mágico, como un pase al hueco de Guina, con los pimientos en conserva de Modesto, hacen de este plato una esencia del tapeo murciano. Dulzura jugosa.

5.- Torreznos de Tizne. No llegaba el día en el que alguien en el centro de Murcia se pusiera serio con los torreznos, y llegó Paco Salinas. Crujen como esperas y saben mejor, brillan en una presentación inigualable. Gracias desde aquí.

6.- Lobito de mar de La Canija. Atún rojo al punto, huevo y trufa en bocatín para saltar de alegría al cerrar los ojos, allí arriba, en unos de los rincones de Murcia más auténticos. La Canija es el sitio en el que lucir tapeo con sinceridad absoluta, como el lobito bueno de la nana de Paco Ibáñez.

7.- Chochos de Luis de Rosario. Bombazo para cerrar: los chochos que se marca mi compadre Pedro en el templo del tapeo castizo de esta ciudad. La magia que allí se vive es inagotable, y se cristaliza en este bocado único con mejillón high level, que no destripo al lector para que se pegue el lujazo de pedirlo a ciegas, si es que no lo conoce aún.

Disfruten. Vale.

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