Opinión | Lo veo así

No dejes que la verdad te dañe un buen chisme

El señor Peñafiel es capaz de contar conversaciones enteras entre los monarcas como si, cual ser invisible, tuviese la capacidad de ver y oír todo lo que ocurre en la Zarzuela

El periodista del corazón, Jaime Peñafiel.

El periodista del corazón, Jaime Peñafiel. / Ballesteros / EFE

Desde hace mucho tiempo, Jaime Peñafiel, el periodista que no duerme pensando las barbaridades que dirá al día siguiente sobre la monarquía española, de manera especial sobre la reina Letizia (recuerdo algún que otro viaje que hice, enviada por RNE, acompañando a los reyes Juan Carlos y Sofía al extranjero, donde su manera de ‘hacerles la pelota’ daba auténtico asco), parece haber creado escuela, porque, en los últimos tiempos, se detecta una fuerte campaña de algunos medios digitales contra la figura de los reyes, especialmente de Letizia. Y en ese hacer ruido mediático, que algo quedará, se han unido voces absolutamente dispares que hacen verdad eso de que «el enemigo de mi enemigo es mi amigo»: un proverbio árabe que desarrolla el concepto por el cual dos partes que tienen un enemigo en común deberían poder aliarse contra ese enemigo, aunque parezca una alianza contra natura, como en este caso.

National.Cat es una publicación catalana con un marcadísimo sesgo independentista, y la editorial Almuzara, con sede en Córdoba, tiene como administrador único al exministro de Trabajo y Asuntos Sociales con el Gobierno de José María Aznar, Manuel Pimentel. En teoría, estas dos publicaciones no tienen nada que ver, pero miren por donde parecen unidas por un objetivo común, su desaforado ataque, de los últimos tiempos, a la monarquía española.

Y podemos llegar a entender la cruzada puesta en marcha por la publicación catalana, porque los independentistas (sobre todo a partir de la declaración unilateral de independencia por Puigdemont y la reacción del rey en TV), decidieron hace tiempo vejar la figura del monarca en cada oportunidad que se les presenta (cuando el rey viaja a esa comunidad es objeto siempre de la descortesía de sus gobernantes), pero que un señor como Manuel Pimentel, que siempre nos pareció un modelo de comportamiento en su centralidad política, se embarque, mediante su editorial, en este ‘despellejamiento a los Reyes’, puesto en marcha desde hace un tiempo, es para preocupar.

El señor Peñafiel tiene la costumbre de hablar de los reyes como si él estuviese presente en la vida de los mismos las 24 horas del día. Sin ningún pudor, es capaz de contar conversaciones enteras entre los monarcas como si, cual ser invisible, tuviese la capacidad de ver y oír todo lo que ocurre en la Zarzuela.

Pero no, no creo que tenga esa capacidad, aunque sí le reconozco la gran desfachatez de la que hace gala, desde hace muchos años, viviendo de repetir las mismas historias, contra los reyes, (el título del libro Leticia y yo es insoportablemente pretencioso), aderezadas con ‘ensoñaciones’ nuevas que va aportando a su repertorio.

Pero yo creo que ya hay quienes le van cogiendo el ‘tranquillo’. Como una reseña que se hace de la publicación donde se dice que es «un libro con pocas novedades y muchas repeticiones que denotan la rancia inquina de Peñafiel hacia Letizia. Este libro retrata más a su autor que a la reina». Y así es, pero lo extraño es que este libro lo publique un editor al que imaginábamos lejos de la chismografía. Y esta publicación destila puro chismorreo en cada una de sus páginas.

Al parecer, Pimentel ha presumido del libro diciendo cosas como que «las páginas de Letizia y yo dan mucho de qué hablar». Y si es de eso de lo que se trata, pues acertó, pero si pretende hacer de su empresa un vehículo de respeto editorial, yo creo que ese no es el camino. Aunque reconozco que meterse con los reyes sale muy barato porque, al parecer, se puede decir de ellos, como se está diciendo en algunos medios digitales y en el libro de marras, auténticas barbaridades, en la seguridad de que no serán demandados ni nada por el estilo. Me dirán que entra en su sueldo. No lo creo.

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