Opinión | Noticias del Antropoceno

La incomprensible tragedia del pueblo cubano

Probablemente el Estado represivo cubano no cuenta con los medios tecnológicos con los que sí cuentan los chinos para establecer un cortafuegos que impida a algunos esforzados periodistas ciudadanos de aquel país caribeño difundir los vídeos en TikTok sobre la realidad de la vida en Cuba. A pesar de que los dirigentes cubanos no enagañan ya a casi nadie desde hace mucho tiempo, sobre todo desde la desparición del mapa de los vivos del Comandante Fidel, la realidad parece mucho más cruel y perversa de lo que una persona a este lado del mundo podría haber esperado. No parece que sean montajes, porque a la gente se la ve al natural, y precisamente por eso, parece increíble el deterioro de las viviendas, los edificios y las propias calles, en este caso de la Habana.

Allá lo lleven en su conciencia la pléyade de izquierdistas de este país siempre dispuestos a ponerse de parte del Régimen de Cuba, obviando la persecución sistemática de la disidencia, especialmente la que más les perjudica, la que acontece en el ámbito de la cultura llamada progresista y sus voceros como Willy Toledo. Particularmente me impactó mucho la autobiografía del poeta Reinaldo Arenas, que termina con su muerte por sida en Nueva York una vez que se le dejó exiliarse como parte del contingente delincuencial que arribó a Florida en el Marielito. En realidad, el Régimen le castigó con un período de tortura en la Fortaleza del Morro, debido a su descarado activismo homosexual, que no conocía límites civiles o militares, seculares o clericales.

La gran suerte del Régimen cubano es que lleva toda su existencia pudiendo apelar al bloqueo norteamericano como causa de todos sus males, que en realidad surgen de su incompetencia para gestionar la economia y fomentar el progreso entre sus ciudadanos, partidarios o no del Régimen. Los ciudadanos, y esto se comprueba de forma determinante en los vídeos que se publican en TikTok, están realmente desesperados. No es lo mismo que falte lo esencial inmediatamente después de una revolución, que tantos años después. Tan desesperados están y necesitados de sobrevivir al día concreto, que ni siquiera podemos esperar que alcen su voz en algún momento para denunciar al Régimen. No tienen fuerza. Son los mudos por inanición. ¡Qué tragedia humana!

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