La Hoguera

Muchas hostias y Jordi Wild

Jordi Wild. / YOUTUBE

Jordi Wild. / YOUTUBE

Juan Soto Ivars

Jordi Wild es uno de los comunicadores más influyentes de España. Si no te suena, es porque quedas fuera del grueso de su audiencia, que es la que se coloca de los treinta años para abajo. Me refiero a ese público que no sabe qué es Prensa Ibérica, que no está suscrito a ningún periódico, que apenas ve televisión y tampoco escucha la radio. Desde su canal, Wild pulveriza la audiencia de buena parte de los programas de la tele con entrevistas que pueden durar varias horas, según le apetezca, y unas mesas de actualidad en las que charla desordenadamente con varios colaboradores rotatorios. Prueba de su inmensa influencia es que, cuando Arturo Pérez Reverte tiene que promocionar una novela, lo primero que hace es irse a su canal. 

Además de subir vídeos y dirigir una marca de ropa, Wild ha empezado a organizar eventos en la línea de Ibai Llanos, otra celebridad. La semana pasada se celebró el Dogfight Wild Tournament 2, segunda edición de la cita de deportes de contacto española que organiza Wild haciéndose acompañar por otros gigantes de Twitch y Youtube, como El Xokas. En esta segunda edición metió unas ocho mil personas en el San Miguel Tarraco Arena, con una inversión de pasta difícil de imaginar, para un espectáculo de peleas ultraviolentas, conciertos de rock y chistes de los que no se pueden hacer en la tele convencional. Pese al coste, la velada se emitía gratis en Youtube y en siete días la han visto más de seis millones de usuarios. 

El éxito demencial de este espectáculo lanza un mensaje: toda esa murga inducida por el sistema con el fin de instruir a los chicos en la corrección política, todas esas ideas abstractas, toda esa propaganda no es más que un desperdicio de recursos y un síntoma de la desconexión de las instituciones con la realidad. A los asistentes a esa velada les gusta que David Suárez les haga reír con sus pullas misóginas o racistas, que la música suene a todo volumen y que profesionales de la lucha extrema se rompan la cara en un ring rodeado de vallas de alambre. Esos chicos son lo que encuentras cuando trufas de educación emocional blandurria todo lo que va de los cuentos infantiles a los exámenes de matemáticas: testosterona, energía y brutalidad para echar unas risas.

La distancia entre el joven reprimido que pretende diseñar el sistema y el joven real está ahí, en más de seis millones de visualizaciones de Youtube. 

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