Elecciones en Galicia

El PP gallego aprovecha el hundimiento del PSOE

Alfonso Rueda.

Alfonso Rueda. / EFE

Matías Vallés

Matías Vallés

En Galicia se ha librado el combate de la derecha única contra las izquierdas cismáticas, el PP a solas frente a un magma de progresistas desangrados por querellas internas. Al votante gallego le gusta simplificar, así que los populares han aprovechado el hundimiento del PSOE, para igualar la cuota estratosférica de 2020 que blinda la mayoría absoluta conservadora. En lenguaje profano, una soberana paliza.

Se necesitaba mucha fantasía para explorar la hipótesis de que el BNG podía desafiar con sus propias fuerzas al inexpugnable PP gallego, pese a sumar noventa mil votos más que los perdidos por el PSOE. El sueño se desvaneció, pese a que Ana Pontón se consagra como la candidata más valiosa que ha dado la política española en los últimos años, y la única aspirante a la Xunta que merece aparecer con su nombre propio.

En la traducción de Galicia al resto de España, el PP se consuela del traspié del 23J, pese a un candidato con las limitaciones de Alfonso Rueda. El cabeza de lista fue suprimido por los populares de la propaganda en redes sociales, para centralizar la figura presidencial en Feijóo, el retorno a sus fuentes. Si se culpa al líder estatal de haber perdido La Moncloa por ausentarse de un debate televisivo, el PP gallego ha prescindido de la confrontación con los restantes candidatos sin merma alguna.

La victoria más importante de Feijóo, porque Rueda solo pasaba por allí, consiste en mantener amordazado a Vox, con un miserable dos por ciento que muestra a Abascal el camino de salida que ya debió enfilar tras las generales. Los recuentos premian la unidad, y también se habrán sentido reconfortados los conservadores que no desean tanto la derrota de la izquierda como el ridículo deTezanos, dos circunstancias que suelen venir emparejadas.

En el paisaje después de la ausencia de batalla, los votantes socialistas tienen prisa por olvidar el nombre de un candidato anónimo al que no pudo resucitar ni Zapatero. Con sus 25 mil votos a la basura, Yolanda Díaz queda encogida por debajo del dos por ciento a esforzada gurú de autoayuda. Galicia ha decretado asimismo la autopsia de Podemos, por detrás de los animalistas y con posibilidades menguadas de destruir a sus antiguos socios, su único objetivo.

Ni Feijóo se atrevería a decir que Rueda supera a Ana Pontón. La política es reacia a conceder segundas oportunidades, pero la candidata del BNG ha obrado un milagro laico desde un vértice insospechado del espectro. Claro que David solo ganó una vez a Goliat, y el combate no tuvo lugar en Galicia.