Observatorio

Felicitaciones incómodas

Es posible que a Sánchez no le parezca oportuno ir de la mano de Washington en Oriente Medio con la que está cayendo, o que no queramos poner en peligro a nuestros barcos y a nuestros marinos en combates lejanos

Rebeldes hutíes patrullan por las calles de la capital de Yemen

Rebeldes hutíes patrullan por las calles de la capital de Yemen / Yahya Arhab

Jorge Dezcallar

Estamos en Navidad, época de felicitaciones, aunque algunas sean muy incómodas. Los hutíes son guerrilleros montaraces que llevan desde 2014 envueltos en una guerra civil que ha convertido a Yemen en otro estado fallido y ha causado una de las peores catástrofes humanitarias del planeta, agravada por la desastrosa injerencia de Arabia Saudita y de EAU. Los hutíes reciben ayuda de Irán y aunque eso no les convierta en marionetas, no cabe duda de que Teherán influye en sus decisiones. Y ahora han decidido solidarizarse con los palestinos, atacando a los barcos de bandera o propiedad israelí y dirigidos o provenientes de Israel (pero sin afinar demasiado), que salen o entran en el Mar Rojo por el estrecho de Bab el Mandeb (‘Puerta de las Lágrimas’) cuya orilla oriental es suya, pues la occidental pertenece a Yibuti y a Eritrea, otro estado fallido.

Los hutíes han filmado el secuestro del buque Galaxy Leader (propiedad israelí) con un despliegue cinematográfico que todas las televisiones han reproducido, y tras ese y otros ataques algunas de las principales navieras han decidido no navegar por esas aguas hacia el Canal de Suez (12% del comercio marítimo) y dar la vuelta al continente africano para llegar desde Asia a Europa, lo que supone muchas más millas, más tiempo, más combustible y un aumento de costes de fletes y de seguros que trasladarán a los clientes finales, o sea, usted y yo. Uno de esos barcos es el MSC Virginia, que navegaba desde Omán a Las Palmas, donde como consecuencia retrasará su arribada.

Por eso y para proteger la navegación en una zona tan sensible, Washington ha puesto en marcha la ‘Operación Guardián de la Prosperidad’, y sin preguntar a nadie, muy a la americana, nos ha incorporado a ella junto a otros países europeos que participamos en la ‘Operación Atalanta’, que desde hace años combate la piratería en el Océano Índico y que ahora manda un almirante español. No es así como se hacen las cosas, y entiendo que estemos molestos. Pero a partir de aquí empiezo a entender peor lo que pasa. Inicialmente Defensa se apuntó, pero luego Moncloa la rechazó salvo que se tratara de algo bendecido por la UE o la OTAN, y entonces, cuando la UE la apoyó y Borrell se felicitó públicamente por ello, España decidió vetarla definitivamente aprovechando que estas decisiones se toman por unanimidad.

Posteriormente, Pedro Sánchez ha dicho que la Operación Atalanta tiene mucho trabajo y no puede atender a otras demandas, y que es mejor hacer otra operación específica europea para la libertad de navegación en los estrechos, aunque eso tiene el inconveniente de que llevará muchas semanas y en la que Defensa insinúa que España no participaría. Todo muy confuso. Aunque no lo dice, es posible que a Sánchez no le parezca oportuno ir de la mano de Washington en Oriente Medio con la que está cayendo, o que no queramos poner en peligro a nuestros barcos y a nuestros marinos en combates lejanos. O... ¿quién sabe qué? Todo eso es posible, pero a mí me parece mucho más importante salvaguardar la libertad de navegación en el Mar Rojo que combatir los esporádicos ataques de piratas en el Índico. Biden llamó a Sánchez pero no debió convencerle porque se ve que o la navegación no le preocupa mucho o le preocupa más Yolanda que Joe. Ella había calificado de «enormemente hipócrita» la rapidez con la que se defiende el comercio mientras no se actúa igual de deprisa en favor de los gazatíes que mueren a puñados. y eso nos puede dar otra pista de lo que pasa.

Nuestra postura ha debido desconcertar a nuestros socios europeos e irritar a los americanos. Los únicos contentos parecen ser los hutíes cuyo ministro de Exteriores han dicho que «Valoramos mucho la negativa de España a dejarse arrastrar por las mentiras americanas... en materia de navegación marítima». Tal cual. Empieza a mosquearme que nos lleguen felicitaciones primero de Hamás (aunque estoy muy de acuerdo con nuestra postura en Gaza) y ahora de los hutíes, que no parecen ser amistades muy recomendables, mientras nos peleamos con israelíes y norteamericanos. Y es que se empieza con Bildu y luego pasa lo que pasa. Por eso, para evitar conclusiones erróneas, sería deseable que Moncloa nos explicara con claridad sus razones... aunque entre las virtudes de este Gobierno no esté la de explicar demasiado. Recuerden el Sáhara.

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