Todo por escrito

Gurús del referéndum

Gema Panalés Lorca

Gema Panalés Lorca

El ‘premier’ británico, Rishi Sunak, ha nombrado esta semana ministro de Exteriores del Reino Unido a David Cameron, una noticia tan inesperada (por surrealista) que ha conseguido eclipsar la deriva ultra del Gobierno de Sunak y las guerras internas de los tories.

La resurrección política de Cameron, el hombre que condujo a su pueblo al callejón sin salida del Brexit, coincide con el regreso a la escena pública de otro gran embaucador de la política inglesa: Nigel Farage, un señor cuya cara recuerdo bien porque me la puse de foto de perfil en el Facebook hace años. No elegí su foto por admiración, precisamente, sino para no olvidar ese rostro que me despertaba una antipatía visceral. La imagen en cuestión (en la que el líder del UKIP mira a cámara con gesto pícaro y seductor, mientras se fuma un puro), la subí poco después de regresar de Londres, donde viví dos años como inmigrante. 

Farage era un loco, un histrión demagogo y sin escrúpulos que defendía un impensable Brexit (qué tiempos aquellos). Sin embargo, sus soflamas xenófobas y medias verdades calaron en la sociedad. Como dice Houllebecq, «una mentira ideal consiste en la yuxtaposición de elementos de verdad entre los cuales se efectúan algunas elipsis».

Esas ‘elipsis’ populistas y su discurso simplificador amigo-enemigo, nosotros contra ellos, crearon un clima social irrespirable que llevó a Cameron a convocar el aciago Brexit en 2016. El resto es historia: más burocracia, escasez de alimentos, caída de las exportaciones... La mayoría de los británicos creen hoy que salirse de la UE fue un error.

Poco después de la consulta, un oyente de LBC Radio le preguntó a Farage qué haría si el divorcio europeo terminaba siendo un fracaso. «Si el Brexit es un desastre, me iré a vivir al extranjero, emigraré», respondió el líder del Partido de la Independencia de UK. Pues le ha costado unos años, pero Farage al fin ha cumplido su palabra y ha abandonado el país. ¿Y a dónde ha ido? se preguntará usted. Pues a una isla, en concreto, a La Isla de los Famosos. Sí, el exeuroparlamentario es, desde esta semana, concursante de reality por una indecente cantidad de dinero. «Ya me he enfrentado a serpientes en Bruselas», se jacta el muy bribón. 

Cameron reconoce que la salida de la UE «ha resultado traumática para el país» y Farage admite que ha sido «un fracaso». Esperemos que la historia de estos gurús del referéndum no inspire a nuestros líderes, no vaya a ser que dentro de unos años veamos a Pedro Sánchez volver de ministro raso por devoción al poder y a Puigdemont de friki televisivo en La Isla de los Famosos. 

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