La Feliz Gobernación

Los que no aprenden

El rey comunica a la presidenta del Congreso la designación de Sánchez como candidato a la investidura

El rey comunica a la presidenta del Congreso la designación de Sánchez como candidato a la investidura / EFE

Ángel Montiel

Ángel Montiel

La derecha intenta salir de su estupefacción y empieza a volver la vista atrás, al 28J, es decir, al punto de partida. «¿Qué pasó, Michavilla?», titulaba ayer ABC en portada, a la espera de que el sociólogo que tanta esperanza le dio haya tenido tiempo para reflexionar sobre el fallo de sus predicciones demoscópicas. Una de las respuestas es que en Cataluña los votantes de ERC se dieron cuenta en los tres últimos días de que Vox era un peligro para ellos y se decidieron por el voto útil a los socialistas. Decepcionante conclusión, pues esto no es ni más ni menos, con Vox y sin Vox, que lo que ocurre siempre en las generales: una buena parte de los nacionalistas catalanes vota al PSOE.

La derecha, digo, mira al pasado, otra vez desde el prisma de Michavilla, para saber qué le ocurrió el 28M, pero a la vez se marcha a Cataluña, con Feijóo y Abascal de la mano, para manifestarse al alimón, es decir, para ahondar en la prevención que provoca un PP concertado con Vox. Si en esto estuvo la clave, según Michavilla, de que Feijóo no alcanzara su objetivo, con este acto conjunto lo van a arreglar. Erre que erre. 

Mientras tanto, Pedro Sánchez, nominado ya candidato por el rey, se propone renovar mediante una coalición múltiple, diversa, confusa, atrabiliaria si se la quiere denominar progresista, en la que Sumar dice que no hay nada concertado a la vez que designa ministras, y Podemos asegura que no hay nada pactado con Sumar, pues quiere imponer las suyas. 

El poder servirá de aglutinante, pero aun salvando la investidura quedará la gobernación, el día a día. El PSOE debería mirar a su experiencia en el Ayuntamiento de Murcia. Sí, es verdad que los Gobiernos no los forma necesariamente el partido ganador sino el que más votos reúne, pero después viene la bajamar y la mayoría frustrada se recupera con fuerza, sobre todo si el Gobierno multipartidos no funciona.

En el sistema parlamentario es posible armar una mayoría de minoritarios, pero después, si no hay estabilidad y eficacia, suele venir la resaca. El que avisa no es traidor.  

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