La Feliz Gobernación

Surrealismo aragonés

López Miras, saludando a miembros del Grupo Vox en la Asamblea.

López Miras, saludando a miembros del Grupo Vox en la Asamblea. / Iván J. Urquízar

Ángel Montiel

Ángel Montiel

El aragonés Luis Buñuel fue uno de los grandes maestros del surrealismo, pero es dudoso que de haber sobrevivido a nuestro tiempo hubiera imaginado una realidad que en su tierra supera al arte.

Ocurre que Aragón va a disponer en un Gobierno presidido por el PP de un consejero de Agricultura, de Vox, partidario del trasvase del Ebro, mientras en Murcia los populares, que en su día lo reivindicaron, se niegan a entregar esa competencia a los abascales precisamente porque éstos han recuperado en el capítulo agrícola toda la política que el PP murciano ha ido adaptando a nuevas circunstancias.

¿No es maravilloso? El Gobierno de Aragón, a favor de trasvasar agua del Ebro al Levante, y el Gobierno de Murcia, dando por sentado que esa fuente ya se secó políticamente. Quienes fuimos testigos y notarios de la batalla hidrológica del Ebro no podemos menos que estar estupefactos. ¡El mundo al revés!

He leído por ahí que quien será nuevo presidente popular de Aragón, Jorge Alcón, aleccionó a sus socios de Vox antes de entregarles las llaves de Agricultura: «Del trasvase del Ebro ni se habla». Pero menudos son los de Vox. Tienen por timbre de honor ser el único partido que exhibe el mismo programa desde cualquier punto de España. Por tanto, puede que la vieja momia del trasvase del Ebro no reaparezca, entre otras cosas porque no será resucitada desde el Levante, pero Vox la mantendrá por bandera, en Aragón y en Murcia. Y allí, desde el Gobierno. Vivir para ver.

Es curioso, a propósito del detalle surrealista, que Vox haya obtenido el respaldo electoral suficiente en Aragón para ser decisivo manteniendo en su programa el trasvase del Ebro. Significa que en su medio más propicio, el rural, no ha encontrado rechazo, de modo que se deshace el mito de que los agricultores aragoneses eran la fuerza motriz de la oposición al trasvase.

En fin, el discreto encanto de la ultraderecha aragonesa.

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