El blog del funcionario

23J: Por ellas

Tenemos, la sociedad española que pegar un puñetazo nosotros, pero encima de la mesa en forma de votos, no podemos mirar para otro lado por mucho que sople el viento en contra

Ilustración de Leonard Beard.

Ilustración de Leonard Beard.

Miguel H. Valverde

Miguel H. Valverde

Harto de tanta mediocridad, cansado de votar a veces para nada, casi siempre para que otros sigan viviendo a cuerpo de rey a costa nuestra, me había propuesto el próximo día 23 de julio darle vacaciones a mi derecho al voto.

Le había prometido que la segunda quincena de julio era suya, que hiciera lo que le diera la gana, que por una vez, era él, mi derecho, el que elegiría ir o no ir, votar o no votar.

Pero después de escuchar a unos decir que la violencia de género no existe, a jóvenes, uno de cada cinco, declarar que es un «invento ideológico», eché la vista atrás y empecé a contar: 2, 10, 100, 200, así hasta 1.206 mujeres asesinadas por sus parejas, exparejas o maridos solo en los últimos 20 años, trescientos muertas más que ETA en toda su historia. Y las muertas, con ‘a’, no con ‘o’, son solo la punta del iceberg, aquí no cuentan las que cada día reciben hostias, gritos, engaños, humillaciones, las que dependen, las que lloran, las que maldicen, las que se resignan, las que se esconden detrás de sus miradas.

Así que he decidido no darle vacaciones a mi derecho al voto, me he sentado a su lado y he intentado explicarle que el próximo 23 de julio tenemos una obligación, no con la democracia, ni tampoco con la ideología, sino con Amparo, Ana, Maricarmen, María José, y tantas otras, con las madres, con nuestras hermanas, con nuestras primas, con nuestras amigas, con nuestras conocidas, con todas y cada una de las mujeres que hoy han recibido un puñetazo en el estómago, una hostia en la cara o le han clavado un insulto en el corazón.

Tenemos, la sociedad española que pegar un puñetazo nosotros, pero encima de la mesa en forma de votos, no podemos mirar para otro lado por mucho que sople el viento en contra, no debemos taparnos la nariz y pensar que el olor lo suavizará un tuit.

Si el próximo día 23 nos vamos de vacaciones, no ganarán los machistas ni los cabrones que amenazan a las mujeres, ni ganará Pedro Sánchez ni Yolanda Díaz, ni tampoco ganará la Calle Génova o Ferraz, si el día 23 votamos a favor de los partidos políticos que no solo sí hablan de violencia machista abiertamente, sino que combaten y no llegan a acuerdos con quienes la niegan, habrán vencido ellas, y las más de mil doscientas muertes no habrán sido en balde.

Lo siento por incumplir mi palabra con mi derecho, pero esta vez, mi no voto no estará manchado de sangre. Porque es de eso de lo que estamos hablando, de asesinatos y hostias, de humillaciones y morados, de cortes y amenazas, de vivir aterrada o revivir.

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