Opinión | LA BALANZA INMÓVIL

Un padre

Un padre es tan importante como una madre, aunque parezca mentira. Por eso no me extraña que cunda la novedad de saber quién es tu padre. Los que hemos tenido la suerte de nacer en el primer mundo, en zona confortable, y sabemos quién es nuestro padre, no sabemos lo que tenemos. A la prepotente Carlota Corredera le han dado un programa (no sé si para contentarla y no demande por su cese fulminante de sálvame) para aquellos/as que ignoren quién es su padre, puedan acudir a él, y probablemente sigan sin saberlo después.

Aunque la madre siempre es cierta, decía un viejo aforismo romano, y el padre se presume que es el marido. Sin embargo, no siempre está claro, sobre todo cuando no hay nupcias por medio. Si cogemos una saga real, entre los impotentes, los hechizados, los enfermos, y los homosexuales, no habría descendencia de sangre azul, para seguir con el chupe de la herencia, si no es por los bastardos. Unos, eran reconocidos, los menos, y otros ignorados. El caso es que era costumbre inveterada tener hijos extramatrimoniales en esas sagas reales

Hoy se ha puesto de moda averiguar quién es el padre. Si empezamos por Juan Carlos I dicen que tiene dos hijos ilegítimos. Uno, Albert Solá, que podría haber sido el heredero al trono, por ser el mayor. Desgraciadamente murió de infarto de miocardio cuando se iba a emitir su documental. El suceso ocurrió en un bar donde las cámaras de seguridad en el periodo de tiempo en que le dio el infarto miraban para otro lado, para después volver a su posición original. Otra, es Ingrid Sartiau que estuvo en tratamiento psiquiátrico de tanta presión, que también habló en el documental y supongo que no se le ocurrirá ir a ningún bar por ahora. A mí me dan un miedo todas estas casualidades, y sobre todo si pienso en las declaraciones de la desinteresada exnovia del mismo rey, Corina. De casta le viene al galgo (aunque Juan Carlos I supera a todos sus antepasados en amantes, unas oficiales, estrellas de cine, y cantantes, dispuestas las 24 horas, y otras no oficiales) porque su abuelo Alfonso XIII, además de aquel actor que era clavaito a él (como El Cordobés padre e hijo, hasta en el salto de la rana), lo que sí parece demostrado era su paternidad sobre Leandro de Borbón Ruiz Moragas y también de su hermana María Teresa, hija igualmente del rey y de la actriz Carmen Moragas. Eso sin contar los siete hijos que tuvo con la oficial Victoria Eugenia de Battenberg.

Pero no crean que esto de la bragueta es solo cosa de reyes. Ya lo decía el Arcipreste de Hita, en el comienzo de un poema de El Libro del Buen Amor: «Aristóteles dijo, y era cosa verdadera, que el hombre por dos cosas trabaja. La primera por el sustentamiento y la segunda por conseguir unión con hembra placentera». Hasta al pueblo llano le gustan ambas cosas. Si no, que se lo pregunten al casto Ruiz Mateos, que según la tele tuvo una hija (número catorce de sus descendientes), Adela Montes de Oca. A Dios rogando, pero con el mazo dando, parece que era su lema.

Eso sí, todos ellos han sido unos caballeros en lo económico. Unos, se iban a la frontera de España para ver a su hijo y darle dinero a la madre. Otros, le pagaban los estudios. Pero nunca los reconocían, no sea que se condenaran al fuego eterno del infierno y al efímero mundano. Ahora ya, con el nuevo programa televisivo a ver quién se atreve a tener un desliz en poesía o prosa (con artista o plebeyo) pues al cabo de un tiempo, cuando estés ya en la tumba o cercana a ella, ahora que se acerca el día de todos los santos y de todos los muertos, te sacan lo colores, trayendo a colación los lodos que vienen de aquellos polvos.

Dios bendiga a las madres, pero también a los padres conocidos.

Suscríbete para seguir leyendo