La Opinión de Murcia

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Alberto Garre

Tribuna libre

Alberto Garre

La obviedad de Pedro Sánchez

Visto lo visto y acontecido, todavía quedan algunos que como aquella madre en el desfile de jura de bandera de su hijo exclamó: "Mirad si es listo mi hijo que es el único que lleva el paso"

Si hay algo que se espere de un presidente de Gobierno es que sea sincero, que diga la verdad, que la coherencia entre lo que dice y lo que hace sea palpable y, por último, que sea capaz a de cohesionar la sociedad a la que representa. No es el caso de nuestro particular protagonista, se llama Pedro Sánchez y es el actual presidente del Gobierno de España.

Tuvo éxitos internos en su partido, hasta llegar a la secretaria general del PSOE con toda la vieja guardia y pesos pesados de su partido en contra, También institucionalmente al ganar la moción de censura a Mariano Rajoy el 1 de junio de 2018, fruto de la sentencia de la Audiencia Nacional por el caso Gurtel que descolocó al PP.

Con un PP a la deriva ganó las elecciones generales de 28 de abril de 2019, con 123 diputados, pero no obtuvo el respaldo parlamentario para sacar adelante los presupuestos para ese año, viéndose obligado a convocar nuevas elecciones, que celebradas el 10 de noviembre del repetido año le proporcionaron 120 escaños, tres menos que en la anterior.

Hasta aquí, vale, pero lo que a continuación paso a exponer sucintamente nos da una clara idea del personaje que nos gobierna.

Declaraciones engañosas, la incongruencia entre sus palabras y acciones y el empeño en enfrentar a los españoles son hechos notorios de su actual estado de salud política, que diagnostican las encuestas: se haya en estado de coma inducido, incapaz de conectar con su entorno; solo recapacitará tras un shock electoral a punto de despertarle, las elecciones andaluzas.

Formó Gobierno de coalición con Podemos 48 horas después de las elecciones de noviembre de 2019, pese a que, poco antes, en septiembre, había manifestado ante la posibilidad de contar en el Gobierno con Pablo Iglesias que «sería un presidente del Gobierno que no dormiría por la noche» y obtuvo la investidura gracias a la abstención de ERC, en cuyo debate, su portavoz, Monserrat Bassa, calificó de ‘verdugos’ y ‘cómplices’ de la violencia policial en Cataluña a los diputados socialistas, para a continuación declarar «personalmente me importa un comino la gobernabilidad de España». Ejemplarizante.

No haré un relato de cuantos son los errores que ha cometido en el desempeño de su cargo sumiendo a España en el caos social, económico y político en el que se encuentra nuestra nación y el descrédito acumulado dentro de un partido que, con sus luces y sombras, necesita a España y también España lo necesita a él.

Visto lo visto y acontecido, todavía quedan algunos que como aquella madre en el desfile de jura de bandera de su hijo exclamó: «Mirad si es listo mi hijo que es el único que lleva el paso». Releyendo el periódico El Castellano de Toledo, recupero el poema jocoso titulado «Contra los sabihondos de estos tiempos» que escribió Ricardo León el 2 de enero de 1912, siendo que en una de sus estrofas describe con antelación inusitada al personaje:

¡Oh, feria de vanidades!

¡Oh, bazar de felonias!

Mercado de lacerías

Y almacén de liviandades.

El presidente tiene un alto concepto de sus propios méritos, no conoce la modestia, gobierna con quienes no quieren a España, a la que ha prometido lealtad y ofrece felonía, confunde el trabajo con el lujo y, por último, la seriedad con la acción y el verbo frívolo.

Ricardo León, habiendo nacido hace más de un siglo, parece haberse adelantado a la parroquia política que nos gobiernan últimamente:

¡Qué de tontos disfrazados

De sapiencia y arrogancia!

¡Qué generosa abundancia

De petulancia y licencia!

¡Cómo progresa la ciencia

De la atrevida ignorancia!

Las manifestaciones y hechos de nuestro actual presidente son el relato fáctico de las obviedades que ha venido ejercitando para prostituir la verdad, describir detalladamente su incoherencia y faltar repetidamente al compromiso ineludible de un presidente nacional, la unidad de España.

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