La Opinión de Murcia

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Espacio abierto

El derecho a la salud de la mujer

En nuestro país al menos 2 de cada 10 mujeres sufren pobreza menstrual y muchas utilizan productos no diseñados para la menstruación, como papel higiénico, trozos de tela o pañales, además de prolongar en exceso el uso de productos menstruales, lo que puede generar problemas de salud

Ilustración Leonard Beard

En el proyecto de reforma de la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, aprobado el pasado día 17 de mayo, avanza en el derecho a la salud menstrual de las mujeres y en la educación sexual para prevenir las violencias machistas.

Este proyecto de reforma visibiliza la menstruación, de tal manera que se reconoce el derecho a una baja por reglas dolorosas y que en los centros educativos se disponga de productos para la higiene femenina.

Sin embargo aunque en un primer borrador se proponía bajar el IVA a los productos de higiene menstrual del 10% actual al 4%, esta medida ha quedado fuera del proyecto al oponerse el ministerio de Hacienda. Estos productos serán gratuitos en centros penitenciarios y para mujeres en riesgo de exclusión. Con ello se quiere evitar la llamada ‘pobreza menstrual’ que impide a muchas mujeres acceder a los artículos básicos para la higiene femenina, ya que su precio los hace inaccesible.

En un estudio realizado recientemente por el Instituto Universitario de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol i Gurina (IDIAPJGol) y financiado por la European Society of Contraception and Reproductive Health se han obtenido datos sobre inequidad y salud menstrual. Esta encuesta se realizó entre mujeres de 18 y 55 años y de ellas se han obtenido resultados muy reveladores, como por ejemplo que casi un 13 % no sabía qué era la menstruación, que solo el 47% tenía cierta información antes de tener su primera regla o que el 41,5% se ha sentido en algún momento discriminada o juzgada por tener la menstruación, en clara referencia al comentario machista «Estará con la regla».

Muchas mujeres consideran normal que la regla duela y la mayoría no creen necesario consultar a un profesional de la salud por esto. A esta normalización del dolor menstrual se le une la vergüenza heredada de nuestras madres y abuelas: son ‘cosas de mujeres’ y de eso no se habla. Pero el hecho es que muchas de estas molestias pueden ser el síntoma de problemas más graves como la endometriosis, una patología que afecta a entre el 10 y el 15 por ciento de las mujeres en España y que continúa siendo una enfermedad desconocida cuyo retraso de diagnóstico que puede llegar a extenderse entre siete y ocho años.

Muchas de las mujeres encuestadas señalaron la necesidad de implementar medidas en el ámbito laboral que tuvieran en cuenta estas molestias, como flexibilizar los horarios o permitir el teletrabajo. En este sentido en el nuevo proyecto de reforma se recoge el derecho de una mujer a tomarse días de baja por reglas dolorosas, siendo el Estado el que asuma estas bajas.

Pero donde el estudio hace especial hincapié es en el concepto de pobreza menstrual. Se calcula que en nuestro país al menos 2 de cada 10 de las mujeres la sufren y muchas utilizan productos no diseñados para la menstruación, como papel higiénico, trozos de tela o pañales, además de prolongar en exceso el uso de productos menstruales, lo que puede generar problemas de salud. La pobreza menstrual no se refiere exclusivamente al acceso total a los productos de higiene femenina, sino también a poder adquirir productos que promuevan la salud y el bienestar menstrual.

En algunos países como Nueva Zelanda se han tomado ya medidas para luchar contra este tipo de pobreza y se han implantado máquinas expendedoras de productos de higiene femenina gratuitos en los centros educativos. En nuestro país la Universidad de Vigo ha instalado máquinas expendedoras en el campus, y la Generalitat de Catalunya ya ha avanzado que distribuirá también sin coste el próximo curso en institutos productos sostenibles como copas, bragas o compresas reutilizables.

Junto a todo esto se hace muy necesario hablar de la menstruación en los centros educativos, dando una información real y veraz que acabe con los falsos mitos que la rodean. Para ello deben implantarse en las aulas contenidos educativos sobre salud reproductiva y educación sexual,

Esperemos que los nuevos tiempos que nos vienen no supongan una regresión y permitan avanzar en estos y otros asuntos tan necesarios para prevenir violencias machistas y acabar con las desigualdades entre hombres y mujeres.

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