La Opinión de Murcia

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Lo veo así

Pity Alarcón

El más despreciable del esperpento

La sensación que nos queda, después de haber oído sus declaraciones a lo largo del juicio contra él, es que nunca dijo una verdad, que su vida siempre ha sido una mentira. Imposible creer nada de alguien que ha intentado utilizar el juicio para mancharlo y llevarlo al terreno más beneficioso para sus intereses: el de una supuesta confabulación contra él

El excomisario José Manuel Villarejo, en una fotografía de archivo. EFE

Leo un último titular sobre los desmanes de ese personaje llamado José Manuel Villarejo, sobre Rajoy: «Hay que controlar a Correa, tiene información del Barbas», y es que este individuo, al parecer, hacía de agente doble, o triple, en todos sus chanchullos y en el llamado ‘caso Gurtel’ procuraba proteger a unos y a otros, a la vez que traicionaba a todos, grabándoles para poder tener el poder que da la desvergüenza, porque no creo que este sujeto conozca lo de la lealtad, aunque sí se ha mostrado como un maestro de la traición, de la felonía.

Y no estaba entre mis proyectos hablar sobre este fulano, pero no resisto la tentación de hacerlo hoy, porque al ver el titular es fácil percibir que en los medios, en las tertulias interesadas por lo que ocurre en nuestra sociedad, se habla mucho de las víctimas de este antiguo comisario, pero creo que se habla poco de la repugnancia que da escucharlo, de la rabia que se siente al saber de sus desmanes, y sobre todo, de esa condición que tuvo de comisario de Policía y de experto en grabaciones con las que tener poder ( la información es poder) para chantajear a sus víctimas.

Este individuo ha de ser puesto como ejemplo de traidor, incapaz de tener conflictos de tipo moral porque desconoce qué es eso, porque ignora qué es el necesario respeto a las relaciones entre individuos. Y me parece un tipo tan abyecto que no resisto la tentación de traerlo a este rincón, como una forma de desahogo por mi parte, porque por mucho que lo intente, es imposible comprender cómo alguien puede pasar la mayor parte de su sórdida existencia grabando la vida de aquellos que pusieron su confianza en él, hasta que fue acusado de tres delitos de cohecho, ocho de revelación de secretos, uno de falsedad documental, uno de organización criminal y otro de blanqueo de capitales, tras el registro realizado en su viviendo donde fueron encontradas miles de grabaciones.

Grabaciones que pusieron de manifiesto el trabajo al que se dedicaba este sujeto y que sirvieron para que gozara de la hospitalidad de la cárcel, desde el 3 de noviembre de 2017 hasta el 3 de marzo de 2021, en que estuvo detenido de manera provisional sin fianza

Sí, alguien que ingresó en la Policía en 1972 y que llegó a alcanzar el grado de comisario de ese cuerpo se convirtió, a lo largo del tiempo, en grabador oficial de todos y todas para, en el mejor de los casos, llenar de inmundicia a quienes ha ido grabando: a la que fuera secretaria general del PP María Dolores de Cospedal, a la que fuera amiga íntima del Rey emérito, Juan Carlos I, Corinna Larsen y a la actual fiscal general del Estado, Dolores Delgado, entre otros muchos nombres relacionados con la política, con el empresariado, con altos personajes de la sociedad española a los que traicionó vilmente.

Comprendo que los actores que aparecen en las grabaciones son muy atractivos para escucharles una y otra vez. Entiendo que dan para largos debates, pero permítanme que muestre mi extrañeza ante el trato que algunos han dado y dan a este personaje, sin poner en duda lo que dice, cuando ha demostrado no ser de fiar. La sensación que nos queda, después de haber oído sus declaraciones a lo largo del juicio contra él, es que nunca dijo una verdad, que su vida siempre ha sido una mentira. Imposible creer nada de alguien que ha intentado utilizar el juicio para mancharlo y llevarlo al terreno más beneficioso para sus intereses: el de una supuesta confabulación contra él. Algo de lo que lleva tiempo hablando con el objetivo de anular las pruebas y, como consecuencia de ello, la causa que debiera de llevarle a la cárcel.

De todos los personajes de este esperpento, él es el más despreciable.

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