La Opinión de Murcia

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Belén Unzurrunzaga

Salud y rock and roll

Belen Unzurrunzaga

Una haka bajo la lluvia

Un 1 de marzo de 2021, pisaba por primera vez el Wanda Metropolitano, acompañando a Los Pumas, equipo argentino de rugby 7, ganador del Seven Series. Aquel torneo fue el primer evento deportivo que se hizo en Madrid durante la pandemia, no hubo público, ni tercer tiempo, pero un gran equipo demostramos que podíamos hacerlo. Fue el primer torneo de rugby del que formé parte, y sin duda marcó un antes y un después para mí.

Tras un mes de esfuerzo, acompañar a los argentinos al Metropolitano me hizo feliz, fue un regalo, quien me conoce lo sabe. Me gusta el fútbol, soy del Atleti, pero aquel día significó mucho más que visitar el estadio de mi equipo, ese día me despedí del Wanda sabiendo que vería clavados en él unos palos de rugby. Han pasado un año y dos meses de aquel día; lo que a priori tenía que ser la gran fiesta del rugby se convirtió en rabia, impotencia, decepción e incertidumbre al principio pero sin duda hoy 40.000 personas podemos decir: yo estuve allí.

La primera vez en mi vida que ví una Haka fue a los 17 años. Aquel verano antes de entrar a la universidad, en mi pandilla de amigos, Álvaro y Pipe jugaban al rugby, y en una playa de Garrucha, una tarde de las muchas que pasábamos jugando al mus o cogiendo olas, hicieron la haka maorí, desde entonces aquel baile tribal siempre me ha recordado a ellos. Han pasado 27 años de aquellos días de verano, cada uno ha seguido su vida, poco sé de ellos y me encantaría contarles que el sábado 21 de mayo de 2022, yo formé parte de algo emocionante para el mundo del rugby.

El sábado pasado hizo mucho calor, fue el más caluroso desde 1950, dijeron en las noticias, el cielo estaba encapotado, hacía bochorno, llegamos muy pronto al Metropolitano, fueron pasando las horas, los nervios estaban a flor de piel y la emoción también. Se acercaba la hora del partido, había nubes en el cielo, abrieron las puertas del estadio y poco a poco las gradas fueron llenándose de familias, grupos de amigos y clubes de rugby de todas partes de España. Un atasco en los aledaños del estadio retrasaba la llegada de ambos equipos, a mí me iba a dar un infarto. Por fin llegaron los autobuses, se me ponían los pelos de punta en el túnel de vestuario, mientras Roberto, Carmen o Pablo, cuerpo técnico y médico se me abrazaban camino al vestuario de España.

Comienza la ceremonia de apertura, a pie de campo miro a mi alrededor, suenan los himnos, primero Nueva Zelanda, después España y las 40.000 almas coreando el Lolo lolo, ovación cerrada, empieza a llover, miro al cielo, los kiwis se ponen en posición, el Xv del león en fila abrazados frente a los Classic All Blacks, y sucede: una haka bajo la lluvia quedará para mi recuerdo.

Comienza el partido con ensayo de España, y el Metropolitano se viene literalmente abajo; es una gozada mirar las caras de los asistentes, lo importante ya ha pasado, no es el resultado, es ver un estadio como nunca se ha visto en nuestro país. Acaba el partido, Paul y Mirella bajan al campo, y guardaré una imagen en la cabeza, ambos abrazados, llorando emocionados viendo dar la vuelta al campo de ambos equipos, aplaudiendo a la afición.

Lo que habéis hecho es muy grande, amigos.

No sé explicar con palabras lo vivido el pasado sábado, me quedo con muchas fotografías mentales; cuando rompió a llover al grito de la Haka, Pablo A. a lo Cholo a pie de banquillo pidiendo a la afición que animaran a los Leones, la cara de Roberto, en el tercer tiempo mirando al campo. Paula, Enrique y yo tirados en el césped a las 4.30 de la madrugada agotados, o trabajar en equipo junto al Atleti y aprender de todos ellos.

Soy una intrusa en un deporte que engancha, y estoy convencida de que esto no ha hecho más que empezar. ¿Repetimos?

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