La Opinión de Murcia

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Elena Pajares

Mamá está que se sale

Elena Pajares

Brujas

Hace poco una mujer denunció falsamente a su vecino por abusos sexuales sobre sus nietas (las de ella). A pesar de que eran dos niñas pequeñas, esta buena mujer las aleccionó debidamente para que las criaturas dijeran lo que debían decir ante la policía, y ante la supuesta evidencia, se puso en marcha la maquinaria judicial correspondiente.

Algo de tal gravedad, junto a la posibilidad de que el acusado pudiera alterar pruebas o fugarse, motivó que ingresase en prisión preventiva mientras duraron las pesquisas. Además, al propagarse la noticia, perdió su empleo y tampoco pudo volver a su domicilio, una vez en libertad provisional, por el acoso al que le sometían los demás vecinos.

Como la denuncia tardó poco en desvanecerse, no se llegó ni a celebrar juicio contra este pobre mártir, y se archivó la denuncia sin más. Pero el daño ya estaba hecho.

El propio juzgado, de oficio, abrió diligencias contra esta mujer, que Dios te libre de tenerla como vecina, y finalmente ha sido condenada. Ocurre que ser bruja no está tipificado como delito, así que sólo le han podido castigar, por la denuncia falsa que puso, a una pena ridícula por la que no entrará en prisión, al pago de las costas procesales, otra ridiculez y qué menos, y luego ya al pago de los daños morales sufridos por este hombre y que, aunque se los estuviera pagando hasta el último de sus días, nunca habrá pagado lo suficiente. Por si te interesa el dato, o tienes curiosidad, esos daños han sido tasados en 6.000 euros. Qué poco vale la vida y la integridad moral de una persona. Para tirarte de los pelos te diré que, encima, se han tardado seis años en llegar hasta aquí. Increíble.

Luego, hay otra bruja, más famosilla porque encabeza una asociación con un perfil más mediático, que en su día fue condenada por secuestrar a su hijo durante varios años, mantenerlo aislado, sin escolarizar y sin vacunar, con tal de que no se viera con su padre. Igual que la otra bruja de más para arriba, le había acusado falsamente de abusos sexuales sobre el niño, sin que ninguna de las denuncias prosperase ni a empujones. La actitud de la madre fue de tal calibre que la Justicia la condenó, entre otras cosas, a la privación de la patria potestad del niño durante varios años. Todo esto que te cuento ahora ya da igual, porque a esta bruja la han indultado parcialmente y en la práctica es como si la hubieran dejado sin castigo. El hombre, otro mártir.

Ya por último está el surrealismo hecho juicio, con el ídem entre Amber Heard y Jack Sparrow.

Sinceramente no me fio de ninguno de los dos, y creo que el juicio es más sobre la, digamos, rocambolesca vida que llevaban, que sobre las agresiones que sufrieron el uno o la otra. Y aunque tardé tiempo en saber quién demandaba a quién, y me da igual quien gane, me impactó la grabación en la que ella reconocía chulescamente el poder destructivo que podría alcanzar con una denuncia de violencia, y la poca credibilidad que tendría él, a partir de entonces.

Son tres ejemplos, al azar, de tres mujeres que han conseguido aniquilar a quienes consideraban sus enemigos. Y que probablemente se sientan legitimadas para ello y lo encuentren justificado. Pero que, tomándose la justicia por su mano, hacen que cada víctima real de violencia se vea cada vez más lejos de alcanzar algo de justicia, y que cada hombre que es acusado falsamente se vea inmerso en una pesadilla. Pues eso, brujas.

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