Opinión | Las fuerzas del mal

Enrique Olcina

Sálvese quien tenga

Una nueva variante amenaza la recuperación. La Comisión Europea ya ha puesto en marcha la prohibición de vuelos desde sus orígenes y está muy bien si no fuera por la virtual ausencia de medidas de ayuda a la vacunación de países en desarrollo; las recientes variantes han venido precisamente de ese tipo de países.

Una señora, desde una publicidad, dice que ella no se pensaba suscribir a un seguro privado pero que ahora tal y como está la sanidad pública sí lo va a hacer. Una voz amable dice que te suscribas, incitándote sin decírtelo a no leerte la letra pequeña del seguro, con sus estupendas excepciones, a cambio de que te vea rápido un médico. Once millones de españoles se han decidido por una asistencia privada ante el colapso hospitalario y de atención primaria de la Sanidad pública en España.

La mayoría de colegios públicos de la Región que comparten población con concertados o privados tienen un mayor grado de diversidad en su alumnado que, además, necesita mayores atenciones, porque esa diversidad no es solo de origen sino económica y funcional. Como soy testigo directo de la falta de medios de los colegios públicos me rio a carcajadas cuando se les acusa de querer adoctrinar. Quien dice eso no sabe los malabares que con su tiempo tiene que hacer un profesor o maestro de la pública para que, encima, le acusen de ser un agente del mal con el poco tiempo que le queda. Lo más preocupante de todo eso es que en esos colegios también está formándose la sociedad del futuro, la de ciudadanos que, en pocos años, depositarán también su voto.

Todo esto que les cuento, tan variado, tiene que ver entre sí. Estamos instalándonos en la sociedad del sálvese quien tenga. Nos venden que cualquier acción de solidaridad exterior es dinero mal gastado y eso ya nos ha devuelto tres variantes más contagiosas desde ese exterior. Alaban la acción de los sanitarios en el covid y al mismo tiempo recortan sin piedad todos esos contratos que sirvieron para atender la pandemia y que son necesarios porque hay que acortar listas de espera, que eso también salva vidas. Dejan de un lado la educación pública fomentando la concertada y la privada sin hacer ver que es desigualdad.

Quédense con esto: quienes le venden que con menos impuestos pueden darle lo mismo desmantelando los servicios públicos mienten porque la libertad sin igualdad y sin solidaridad no es libertad sino egoísmo, que es la semilla de discordia lanzada al futuro.