Opinión | Cartagena D. F.

Más papistas que el Papa

Sería bueno renovar la titularidad de la diócesis, porque su cabeza visible debe ser un ejemplo para los fieles. Lo que manda narices es que sean nuestros políticos los que jueguen a crear doctrina y exigir ejemplaridad, con lo que les está cayendo desde hace ya unos cuantos años en los que, precisamente, pocos de nuestros representantes pueden presumir de mear agua bendita

Sería bueno renovar la titularidad de la diócesis, porque su cabeza visible debe ser un ejemplo para los fieles. Lo que manda narices es que sean nuestros políticos los que jueguen a crear doctrina y exigir ejemplaridad, con lo que les está cayendo desde hace ya unos cuantos años en los que, precisamente, pocos de nuestros representantes pueden presumir de mear agua bendita / Andrés Torres

Vamos a hablar en cristiano o, al menos, a intentarlo, porque, aunque tengamos un mismo idioma (siempre con permiso de catalanes, vascos, gallegos, valencianos, mallorquines y del susun cordat), me da a mí que en este país, cada díal nos entendemos menos. Quizá es que cada vez somos más los que queremos ser más papistas que el papa, algo que, en nuestra ciudad, se cumple de forma literal. Los plenos municipales de Cartagena suelen ser desesperantes, maratonanos y eternos. Los propios concejales resoplan y ponen todo tipo de caras ante el aluvión de mociones, preguntas, repreguntas, alusiones y otras letanías que se suceden una y otra vez. Y por mucho que los portavoces de los distintos grupos municipales hagan propósito de enmienda y traten de ponerse límites a sí mismos y a sus proclamas y homilías, no sé yo si lo están consiguiendo.

Mi hija de Cuarto de Primaria acaba de aprender que un Ayuntamiento organiza los servicios municipales, que son la protección ciudadana, la limpieza, la atención de los mayores, el transporte, la cultura y el deporte, entre otros. Muchas de las iniciativas que se llevan a a los plenos nada tienen que ver con estos menesteres para mejorar nuestra ciudad y se adentran en asuntos ajenos, en los que no tienen competencias y, por tanto, son meramente ideológicos o por puro postureo, en la mayoría de los casos. Así, son los propios sufridores de esas asambleas interminables quienes alargan artificial e interesadamente las sesiones. Además, suelen ser estas cuestiones externas las que generan las discusiones y debates más intensos, lo que enriquece el lamentable espectáculo político y poco más.

Lo hacen todos los partidos y grupos, pero me ha llamado la atención que en el último pleno, nuestros concejales han jugado a ser más papistas que el papa. Ha sido Movimiento Ciudadano el que ha pretendido que nuestro Ayuntamiento solicitara al pontífice la destitución inmediata del obispo de nuestra diócesis de Cartagena por colarse y mentir para ponerse la vacuna contra el coronavirus. La moción fue rechazada, pero enzarzó a la edil popular Esperanza Nieto y al líder de MC, José López, en un pulso sobre valores y ejemplaridad cristiana cuanto menos entretenido. El partido cartagenerista considera que el pecado de vacunarse sin que le tocase condena al obispo al ostracismo, mientras que el Gobierno local estima que doctores tiene la Iglesia como para que el Ayuntamiento se meta en los asuntos de Dios, por muy terrenales que sean.

Y digo terrenales, porque tal vez este enconamiento contra nuestro pastor responda más a la supuesta usurpación de la sede de la diócesis hace cientos de años y la reivindicación de su regreso a nuestra ciudad portuaria que a los sucesos actuales.

El caso es que el salón plenario se transformó por unos instantes en un centro religioso, donde se citó a San Mateo y las palabras de Jesús que transcribió el evangelista sobre aquello de ver la paja en el ojo ajeno, en este caso el del obispo, e ignorar la viga en el globo ocular propio, aunque Nieto sí señaló las supuestas vigas que mostraba López en forma de las dos sentencias judiciales que ha tenido en su contra en los últimos tiempos. Además, le reprochó su actitud poco cristiana de negarse a perdonar un error al prelado. López replicó que de vigas en los ojos por causas judiciales podían presumir algunos de los compañeros de partido de Nieto y, tras manifestar su condición de católico, expresó que su petición de cese de Lorca Planes se apoya en el uso de medios públicos de forma inadecuada por su parte.

Quizá sería bueno renovar la titularidad de la diócesis, porque su cabeza visible debe ser más un ejemplo para los fieles que el objeto de los muchos que le señalarán con el dedo acusador allá por donde vaya. Lo que manda narices es que sean nuestros políticos los que jueguen a crear doctrina y exigir ejemplaridad, con lo que les está cayendo desde hace ya unos cuantos años en los que, precisamente, pocos de nuestros representantes pueden presumir de mear agua bendita. Y, sobre todo, sigo sin ver en qué mejorará la vida y el bienestar de mis paisanos que el papa expulse a nuestro obispo y nombre a un sustituto.

Predicar con el ejemplo es lo que debemos hacer todos y nuestros partidos locales no están para dar muchas lecciones. En nuestra Cartagena, hasta Vox, que emerge como adalid de los valores tradicionales, cae en las disputas internas y reproches públicos que han llevado incluso a la expulsión de su portavoz municipal, eso sí, como es costumbre, nada de renunciar al acta de concejal, que para eso lleva su nombre, por mucho que la consiguiera con el del partido. Lo peor es que estas disputas también obligan a perder más tiempo en el pleno con asuntos que en nada nos benefician al resto de los mortales que dicen representar nuestros ediles.

Quien sí anuncia que predicará con el ejemplo es nuestra alcaldesa, que hace suyo eso de a Dios rogando y con el mazo dando, porque ha decidido que, por muy mujer que sea, no va a ir ninguna manifestación del 8M y tampoco acudirá a ningún acto de las cofradías. Entiende la regidora que después de pedirnos que nos autoconfinemos y evitemos aglomeraciones, no será ella quien las propicie.

Comparto eso de que nuestros políticos no son otra cosa que un reflejo de nuestra sociedad, donde todos somos más papistas que el papa y vamos de jueces sabelotodo, cuando, en realidad, no sabemos de la misa la media y muchos somos unos viva la Virgen. Y, claro, así nos va, como el rosario de la aurora. Como advertí la semana pasada, que Dios nos pille confesaos. Amén.