El líder del PSOE, Pedro Sánchez, fracasada su operación de investidura, anda dando tumbos para ver hacia dónde irá después del 26J. Las próximas elecciones prevén su suicidio político y el de los socialistas, con la culpabilidad de barones, de exdirigentes, de Felipe González y del Ibex 35. Eso, o entregarse a los brazos del PP y del C´s, y a vivir del cuento otros cuatro años.

En el campo de la Izquierda, las cosas tampoco se presentan fáciles a pesar de las euforias por los posibles acuerdos de las confluencias. Errejón afirmó hace unos días que «en las pasadas elecciones generales mucha gente votó por el cambio, por un Gobierno progresista, pero votaron cosas diferentes. La clave, ahora, será sumar a toda esa gente, agrandando las candidaturas del cambio».

Los matices que introduce Errejón tienen que ver con su perspectiva de

que Podemos no debe ser visto como un partido que busca ampliarse sólo por la izquierda: «La transversalidad es nuestro gran valor. Nunca hemos pedido a la gente que se etiquete políticamente y estoy convencido de que esa debe seguir siendo nuestra hoja de ruta». El secretario político de Podemos es partidario de mantener un proyecto que «no excluya a nadie», que ´sume´ y que permita mantener a Podemos como «una fuerza política amable». En su opinión, el éxito no se alcanzará construyendo «una sopa de siglas, porque las sopas de siglas no suelen ser multiplicadoras, lo que suma es construir una identidad nueva, y aún estamos negociando ese proyecto».

Todo militante de Podemos tiene el mismo derecho democrático a discrepar que el resto de la afiliación, pues se supone que Podemos es plural desde sus orígenes. Si no se da el respeto de la convergencia interna, difícil es que se pueda dar el respeto fuera. La diferencia con otras formaciones, es que los podemitas se constituyen como un ´partido-herramienta´ precisamente porque cree en la necesaria autonomía de los movimientos sociales, no porque aspire a suplantarlos o a articularlos como suele hacer IU.

Si se llega a esa coalición en las listas electorales de Podemos-IU, sólo las urnas en el 26J resolverán las dudas de si ha sido eficaz, acertado, o no.

Podrían haberse explorado otras vías; primera, haber dejado, con abstención, que el PSOE hubiese gobernado sólo poco tiempo y ejercer luego una dura oposición. Esto hubiese afianzado el proyecto Podemos-Mareas. Y otra vía hubiera sido mantenerse en la transversalidad y no haber regresado al esquema izquierda-derecha en el que la ´casta´ quiere ver a la formación morada. No hay certezas en estos tiempos; incluso el famoso sorpasso puede volverse en contra.

No niego que la suma de votos de estos dos partidos y otras confluencias de izquierda podría tener sus efectos positivos si se mantienen los resultados de finales de 2015. Pero no en todas las Comunidades ni circunscripciones. Así, podría darse el caso que ganaran en votos al PSOE, aunque no en escaños. Y es volver otra vez a la casilla de salida, prácticamente, como en el 20D. Y entonces los socialistas, temerosos de diluirse por el sorpasso de las fuerzas de la izquierda, se echen, esta vez sí, en los brazos de la Gran Coalición (con el PP y C´s).

A ver si ahora después de cuatro meses sin conseguir nada, les entran las prisas por pactar, por llegar acuerdos con IU y otros, y eso les lleva al problema de crecimiento exagerado; o sea, una especie de vitaminosis de Podemos. Y después del 26J esa coalición de confluencias, mareas y batiburrillo de siglas e intereses, sea como el rosario de la aurora, según los resultados, por la debilidad y prisas en los acuerdos.

Estas posibles coaliciones, o lo que sea, tienen partidarios y detractores entre los militantes de ambos partidos y sus confluencias. Muchos, en ambos lados, temen diluirse en una sopa de siglas ineficaz, en un imposible frente de izquierdas, más utópico que real, dejando al lado el proyecto inicial de Podemos, y sobre todo su transversalidad y el empoderamiento de sus bases.

Ya se están vendiendo ´motos raras´ como cuando la consulta del PSOE. Los militantes de IU votan 84% sí; 13%, no, y 2,5% se abstienen. Pero solo han realizado la encuesta un 28% de los posibles votantes. Y el otro 72% de la militancia, ¿dónde estaba? ¿Y eso es un éxito ? No saben sumar ni analizar los datos; solo saben ser acólitos de una idea, de una táctica del aparato del partido. Ojo, que puede ser un muy buen plan estratégico, pero es algo precipitado aún. Y para más inri votan un acuerdo sin saber las condiciones y si pierden o no la identidad y el nombre de IU en las papeletas.

No olvidemos, que existe mucho secretismo y prisas en las negociaciones, y aún hay cuestiones muy delicadas y problemas de difícil solución. Garzón, como Cayo Lara y Llamazares, también defiende que la posible confluencia entre Podemos e IU se plantee como una agregación de fuerzas equidistantes y manteniendo la visibilidad del partido de IU. Garzón tiene que decidir entre fortalecer a la izquierda, anclada en su marginalidad histórica, arrastrando con ello las posibilidades de triunfo de Podemos y las confluencias, o sumarse como una confluencia más entre otras para que las genuinas y apremiantes reivindicaciones de izquierda alcancen por fin una coalición parlamentaria mediante una fórmula ganadora.

Se espera de esta posible coalición Podemos-IU que sea una formación más transversal, «de mayorías y más plural», que genere una acción política transformadora y no una confluencia de siglas enconada en la izquierda más ortodoxa, elitista, perdedora y minoritaria.