Hoy hablaré del imputados, de la Paramount, de los inversores chinos de Lorca, pero antes contaré el musical Los miserables, de Víctor Hugo; en 1.347 páginas lo edita Austral. Es la historia de Valjean, que roba un pan y va a la cárcel; sus conatos de evasión alargan su pena hasta que escapa y lo persigue el comisario Javert; va a dar a casa de monseñor Myriel, que lo acoge, le roba la plata, lo detienen, pero Myriel declara que se la regaló, gesto que lo reconduce; en ésas, la Policía confunde con otro a Valjean y lo prende, pero nuestro héroe se entrega para evitar la injusticia; vuelve a fugarse; conoce a Fancine, joven devenida en puta para alimentar a su hija Cosette, que al morir la madre explotan los desalmados; la rescata y protege, la niña crece y se enamora de Mario, agitador de la rebelión popular de 1832, donde... Jopé, calculé mal, no cabe más.