Me han producido una gran desazón las recientes noticias acerca de que el Café Gijón podría cerrar, debido a que el Ayuntamiento ha dado a otra empresa la contrata de explotación de su terraza, sita en el bulevar del Paseo de Recoletos, sin la cual no tendría viabilidad económica al ser su fuente más eficaz de ingresos económicos. Alarmado ante esta posible bajada de persianas del mítico local que forma parte desde hace casi 125 años, no sólo del patrimonio cultural de Madrid, sino de toda España, rompo una lanza reivindicativa desde esta columna en pro de la permanencia de una institución tan emblemática, a la que he dedicado a lo largo de los últimos años, más de una decena de artículos en este periódico.

No en vano, pertenecí durante la etapa de la Transición democrática a una tertulia vespertina en la que figuraban destacados personajes del cine, el periodismo, la literatura y el ámbito judicial. Precisamente en estos días, y causalmente coincidiendo con las noticias de que este famoso café literario se halla en la cuerda floja, estoy escribiendo un libro cuyo título provisional es Personajes del Café Gijón, en el que plasmo mis recuerdos de esta variopinta peña. Trazo semblanzas de mis antiguos contertulios, muchos de ellos ya fallecidosotros, afortunadamente, todavía vivos. De entre los primeros cabe señalar con letras de oro a Jesús Fernández Santos, ilustre novelista y crítico de cine;Francisco Rabal, actor murciano de renombre universal; José Luis Coll, genial humorista;Manuel Alexandre, veterano actor especializado en papeles secundarios); Pedro Beltrán, guionista y actor cartagenero de chispeante ingenio); Tito Fernández, director de cine y de la serie televisiva Cuéntame cómo pasó; Fernando García Tola, realizador de televisión de gran repercusión mediática, y Antonio Gamero, espléndido actor de gran compromiso cívico.

Todos ellos, si permaneciesen aún entre nosotros, creo que suscribirían la apasionada defensa del Café Gijón efectuada en un reciente Informe Semanal de TVE por dos de los miembros de la tertulia que figuran asimismo en mi libro. Me refiero al actor Álvaro de Luna y al periodista Raúl del Pozo, mi antiguo compañero del diario Pueblo quien fue mi introductor en tan conspicua peña. También dedico semblanzas rememorativas a Jesús Quintero, ´el loco de la colina´; al juez Clemente Auger, ex presidente de la Audiencia Nacional y gran amigo de Jesús Aguirre, duque de Alba, y a Manuel Vicent, excelente escritor y columnista. Este último, al evocar esta tertulia la ha calificado de foro impresionante en el que cada uno contaba las noticias que conocía, que había vivido directamente por su trabajo. Los periodistas traíamos chismes de las redacciones y noticias que no se podían publicar. Los jueces eran un caudal de información privilegiadísima y los cómicos hablaban de sus estrenos inminentes. Todo ello ocurría en un momento históricamente muy excitante. Asimismo recojo evocaciones de otros personajes frecuentadores del café y que no eran miembros de la tertulia, tales como el novelista Gómez Rufo y el dramaturgo Buero Vallejo.

Espero que para cuando aparezca impreso este libro se haya resuelto favorablemente el asunto de la terraza, y pueda presentarlo, como es mi propósito, en el propio Café Gijón en la amistosa compañía de los contertulios que todavía viven.