La Forgesteca recoge una escena que muestra su vigencia. Llega el ínclito al mostrador del funcionario y le espeta: «Buenas: que si tienen un empleo para mí». «¡Claro. Tenemos uno de directivo, con veinticuatro millones al año, dos horas de jornada y Claudia Schiffer de adjunta!».

«Oiga, ¿me está vacilando?». «Bueno, ha empezado usted». Abducido por las cifras de desempleo alcanzadas, me topo con otras expandidas anteayer mismo, a través de cuyos cálculos se estima que España podría perder medio millón de habitantes en esta década y la población se reduciría hasta los 45,6 millones de personas. Oyendo la seguridad con la que las máximas figuras del pepé advierten en su convención que Mariano —creo que no debe ser el de Forges, pero te hacen dudar— va a poner fin a esta lacra, no sabes si lo que hace el Instituto Nacional de Estadística es incluir en las cuentas la limpia que prevé en su plan la formación que nos va a gobernar o si tal proyección forma parte de la estrategia del malvado Rubalcaba. Sea como fuere, las noticias no pueden ser más halagüeñas. El envejecimiento poblacional determinaría un incremento del número de fallecimientos a lo largo de los próximos lustros. Hasta 2020 podrían alcanzarse casi 4,1 millones de defunciones, un 7,8% más respecto de igual período precedente. También se avista un descenso paulatino de la natalidad, aunque el personal que disminuiría con especial intensidad sería el segmento de entre 20 y 44 años. En conjunto, este tramo sufriría una reducción de 3,7 millones de efectivos, nada menos que un 21,3% en caso de mantenerse la tendencia. Por fin parece que se va en la buena dirección. De hecho, la progresiva disminución del crecimiento natural de la población y los niveles muy discretos o negativos de la migración exterior, determinarían que ocho Comunidades autónomas, entre las que no figura la de Murcia, verían reducida su población desde ya. La verdad es que, a este paso, vamos a estar mejor que queremos. Incluso los que sobrevivan.