En ellas está la solución. Al Gobierno socialista le encantaría que los ciudadanos nos convirtiéramos en luciérnagas y con una luz en el culo nos ilumináramos la vida de forma autónoma. Bajarían las hipotecas y la inflación. Aunque parezca una estulticia lo que apunto, el Ejecutivo ha mejorado, con sus últimas ocurrencias, cualquier medida inverosímil e irracional que podamos proponer e inventar. Es imposible entender el empeño por atacar a la ciudadanía en masa con medidas estúpidas de gran calado impopular. Los razonamientos de los ministros de este enloquecido gabinete friki de Zapatero están siendo una antología auténtica del disparate.

Primero fue el invento de las bombillas repartidas casa por casa para paliar la crisis que ellos entendieron como recesión pasajera de la economía; ahora, sin contar que quien paga es el consumidor, pretenden menos gasto de combustible limitando a 110 la velocidad máxima en autovías y autopistas. El Estado es vendedor intermediario —a comisión vía impuestos— del consumo de carburantes ¿Quién ahorra realmente? ¿Quién se va a lucrar con la recaudación de las sanciones por infringir la norma los conductores?

A continuación anuncian apagón en los túneles y en la iluminación de los accesos a ciudades en las vías rápidas. Y ¡sálvese quien pueda! Pero la última es la definitiva en boca del ministro Blanco: el ejecutivo propone un nuevo Plan Renove que deben subvencionar las Comunidades autónomas. Un plan para el cambio de neumáticos de los automóviles. Esto, según las luces del ministro, si no se cambian los neumáticos a los coches, subirán los precios, subirá la inflación y por consecuencia las hipotecas. Es la gran cadena que la inteligencia pretende evitar con la medida. Les digo en verdad; nunca se me hubiera ocurrido pensar que llevando mis ruedas desgastadas pudiera ocasionar tal daño a mi país.

Tiene que haber algo oculto que los seres normales no llegamos a entender; debe existir ese misterio que sólo es perceptible por seres superdotados a los que no podemos alcanzar; no es posible que la realidad sea tan patética que no pase de que el gabinete está formado, en su simpleza, por luciérnagas humanas con luces en el culo. No es posible tanta majadería generalizada sin un previo entrenamiento o epidemia incontrolada. No es posible que sea real la pesadilla que estamos viviendo los españoles.