Galardones

El Guerra de Lorca acoge la entrega de los Rosalía Sala Vallejo de Narración Corta y Ensayo

Salvador Vaquero y Mateo Argente se hacían con los premios en su modalidad de adultos y jóvenes

Rosalía Sala Vallejo: “La contribución de las lorquinas al desarrollo de su pueblo bien merece una consideración. Reconocerlo es hacer justicia histórica

Los premiados, adultos y jóvenes, que acudían a la gala que se celebraba en la noche de este viernes en el Teatro Guerra.

Los premiados, adultos y jóvenes, que acudían a la gala que se celebraba en la noche de este viernes en el Teatro Guerra. / Pilar Wals

Rosalía Sala Vallejo ya no está. Pero sus palabras siguen estando muy presentes. Anoche, en el Guerra, su viejo teatro, al que acudía frecuentemente, se le recordaba en el certamen que lleva su nombre. Once años alcanza el Certamen Literario Nacional de Narración Corta y Ensayo de jóvenes entre 14 y 18 años. Y dos, el de adultos. Y, de nuevo, sus planteamientos, sus luchas, sus reivindicaciones tomaban protagonismo en un artículo que escribía en enero de 2014 esta profesora de enseñanza media del instituto de Lorca, esta escritora y lorquina que no cesó hasta el último instante de su vida en reivindicar que “el pasado y el futuro de Lorca tiene nombre de mujer”.

Decía Rosalía Sala Vallejo que “el camino hacia un futuro más igualitario lo iniciaron no solo las mujeres de las sociedades avanzadas, sino también las mujeres de los pueblos pequeños, desconocidos, en los que hubo y hay más mujeres progresistas de lo que se cree”.

En Lorca, “una ciudad pequeña de España, hubo mujeres valientes que iniciaron el camino hacia el progreso y la igualdad de derechos con los hombres”. Este artículo, escribía la autora, “es un homenaje a todas las que vivieron en esta tierra y que apenas aparecen en los libros, porque la historia la han ido escribiendo los hombres desde su posición de privilegio y en ella las mujeres son ignoradas”.

Relataba que la historia “se ha ocupado preferentemente de los grupos sociales relacionados con lo público y con el poder. Lo que han realizado las mujeres en el ámbito privado se ha considerado algo marginal. Las mujeres necesitan que se conozca y se valore esa historia de la vida cotidiana, porque un grupo social sin memoria de sí mismo es un grupo sin identidad”.

Hay necesidad de recuperar la memoria del trabajo callado de las mujeres para construir el futuro “conservando y mirando al pasado. La contribución de las lorquinas al desarrollo de su pueblo bien merece una consideración. Reconocerlo es hacer justicia histórica”, afirmaba en otro de sus párrafos.

Premiados, representantes de la Federación de Organizaciones de Mujeres de Lorca y autoridades, posaban en foto de familia, al término de la entrega de distinciones.

Premiados, representantes de la Federación de Organizaciones de Mujeres de Lorca y autoridades, posaban en foto de familia, al término de la entrega de distinciones. / Pilar Wals

Rompía una lanza por las “lorquinas famosas y rompedoras que hubo a lo largo de los tiempos” que no se mencionan. “Las que aparecen en los documentos anteriores al siglo XX lo hacen en función de sus padres y maridos de los que dependían”.

A finales del siglo XXI, “la situación comenzó a cambiar. Las mujeres se hicieron visibles, rompiendo con el modelo de reinas del hogar que se les había adjudicado. Iniciaron un camino que las llevaría lentamente hacia la presencia activa en la sociedad, en los pequeños negocios, en la enseñanza y, más adelante, en la política”.

Y destacaba que en Lorca “hubo mujeres pioneras: periodistas, escritoras, maestras, ginecólogas, comadronas, funcionarias, presidentas de asociaciones e instituciones”. Ponía dos ejemplos de mujeres de Lorca. “Una de ellas perteneciente a la clase acomodada lorquina que fue periodista, y la otra un ejemplo de mujer del pueblo emprendedora que llegó a crear una empresa familiar”.

Huertas Galindo, nacida en 1865, “hizo teatro con compañías locales y fundó junto a su marido, Juan López Barnés, un periódico local ‘La tarde de Lorca’ en el que escribía con el seudónimo de Hache. Fue una gran reivindicadora del derecho de las mujeres al voto. Su marido tiene dedicada una calle en la ciudad, pero a ello no se le menciona”.

La otra, Dolores Bastida, la ‘Loles’, “no sabía leer, pero supo abrirse camino en la vida durante la guerra, con su marido en el frente donde murió. Ella fue como tantas mujeres de su generación, la madre en lucha permanente con la vida para sacar adelante a sus seis hijos”. Concluía diciendo en el artículo que anoche se recordaba que “las mujeres aún no han aportado a la historia de todos más que una parte muy elemental de sus capacidades. En los pueblos hay muchas más mujeres progresistas de lo que se cree y hay que aprovechar sus talentos y habilidades".

Recordando su figura a través de uno de sus escritos se iniciaba la gala de entrega de los premios que llevan su nombre. Su figura estaba muy presente gracias a una gran fotografía que presidía la escena junto a los premiados que acudieron. La entrega de premios comenzaba por el certamen destinado a los adultos. En esta segunda edición se recibían 70 relatos a nivel nacional y 40 procedentes de varias naciones latinoamericanas. Ana Alicia García, miembro del jurado, detallaba con precisión cada uno de los escritos ensalzando su calidad y los relatos humanos que expresaban, todos, versando sobre la igualdad.

La primera en recogen su galardón era Estefanía Serrano Espí, de Alicante, que recibía una Mención de Honor por ‘Aquellos ojos verdes’, que le entregaba María Ángel Hernández Sala. Ana Campos Serrano, de Lorca, conseguía el tercer premio por ‘En fin’, que le entregaba Lola Abellán, miembro del jurado y Ana López Moreno, vocal de la Federación de Organizaciones de Mujeres de Lorca. El segundo premio era para Lourdes Sánchez García, de Dos Hermanas, Sevilla, por ‘Perra vida’.

Los premiados, junto a una gran fotografía de la escritora y profesora que da nombre al certamen, Rosalía Sala Vallejo, durante el acto.

Los premiados, junto a una gran fotografía de la escritora y profesora que da nombre al certamen, Rosalía Sala Vallejo, durante el acto. / Pilar Wals

Su galardón se lo entregaban Lourdes Sánchez García y María Sánchez, expresidenta de la Asociación de Mujeres de Aguaderas. Y el primer premio era para Salvador Vaquero Montesinos, de Cáceres, por ‘Sin beso de buenas noches’. Ante su ausencia era Pedro Felipe Sánchez Granados, miembro del jurado el que recogía el premio y leía el texto del autor, que lo recibía de Gloria Alarcón García, directora del Centro de Estudios Universitarios de la Universidad de Murcia y Pilar Fernández Alcaraz, presidenta de la Federación de Organizaciones de Mujeres de Lorca.

En el certamen de jóvenes entre 14 y 18 años participaban en esta décimo primera edición un total de 44 autores, el 90,7 por ciento de España y el resto de Latinoamérica. De nuevo, Ana Alicia Garcia, miembro del jurado hablaba sobre los relatos que mostraban, argumentaba, la realidad de los pensamientos de los jóvenes de hoy. El tercer premio en esta modalidad era para ‘La última noche en la lista de los niños malos’, de María Ruiz Herruzo. La joven no asistía, por lo que su premio lo recogía en su ausencia María Ángel Hernández de manos del edil de la coalición Izquierda Unida-Podemos-Alianza Verde, Pedro Sosa, y Agustina Sánchez, presidenta de la Asociación de Mujeres de Aguaderas.

El segundo premio lo recogía su autora, Eunice Torres Santonja, por ‘Pido perdón’, que le entregaban la edil socialista Isabel María Casalduero Jódar, y Agustina Mulero, presidenta de la Asociación de Mujeres de La Hoya. Y el primer premio se otorgaba a Mateo Argente Pardo, por ‘Carta a Daphe’, que le entregaban la directora general de la Mujer, Silvia Muñoz.

Cerraban el acto las intervenciones de Mari Ángel Hernández Sala, Pilar Fernández y Silvia Muñoz, quienes destacaban la figura de Rosalía Sala Vallejo y agradecía que aquella lucha que emprendió hace años continúe en marcha a través de un certamen que hace reflexionar a jóvenes y mayores sobre un tema que aún está muy presente y que precisa de visibilización.