La Opinión de Murcia

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Ascenso a Primera RFEF

Lo de la afición del Real Murcia no tiene nombre

Más de 12.000 aficionados se adueñan del feudo herculano en una fiesta total para el club grana, que se culmina de la mejor manera posible, con el ascenso. Una hinchada que lleva en volandas a su equipo cuando más lo necesita.

Así ha celebrado la afición en el campo el ascenso del Real Murcia

Así ha celebrado la afición en el campo el ascenso del Real Murcia Solete SlowPhoto

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Así ha celebrado la afición en el campo el ascenso del Real Murcia Miguel Sánchez

Cerveza, bengalas, locura y clamor hicieron de Alicante un cóctel perfecto llamado gloria. Un cóctel que sería el preludio de un ascenso necesario para la supervivencia del club. Ayer, el Real Murcia no jugó solo. No estuvo solo ni un minuto. Ni antes, ni durante ni después. Lo que hizo la afición del Real Murcia en el Rico Pérez no tiene nombre. Fue una auténtica locura en todos los sentidos. Si lo de hace una semana, en las semifinales, pareció increíble, lo de ayer entra en la historia por méritos propios como uno de los días más grandes del murcianismo.

Desde primera hora de la tarde, la hinchada invadió Alicante. A los 19 autobuses que fletó la FEPEMUR, se sumaron miles y miles de aficionados que no quisieron perderse el regreso a la tercera categoría del fútbol español. Las terrazas de los bares en los aledaños del Rico Pérez y en el centro de la ciudad estaban teñidos de grana. Todos sabían lo que estaba sucediendo, pero no imaginaban la magnitud que tuvo. La invasión grana fue real.

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Las imágenes de la celebración del ascenso del Real Murcia Israel Sánchez

Tenía todos los ingredientes para convertirse en un desplazamiento histórico y lo fue. Desde mucho antes del pitido inicial. La afición esperaba aglutinada en las inmediaciones del estadio esperando la llegada del autobús para dar una calurosa bienvenida a los suyos. La policía abría paso al grupo más activo, con tambores y bengalas en mano. También algún otro se subía a los árboles esperando la llegada ante la intimidante mirada de los cuerpos de seguridad. Antes del autobús grana llegó el de la Peña Deportiva. Fueron los primeros pitos de la tarde, pero chapó por los jugadores, que estaban botando dentro del vehículo como gesto de rebeldía ante la muchedumbre murciana. No se intimidaron, al menos de cara a la galería.

Llegó el esperado momento, el del recibimiento. Con un poco más retraso de lo habitual, llegó la plantilla grana jaleada por los miles de aficionados que enloquecían por momentos. Y cada vez más. También botaban y bailaban los jugadores dentro del vehículo. Bajaron con una sonrisa de oreja a oreja y con la adrenalina por las nubes. No podía ser de otro modo después de la estampa tan espectacular y especial que dejaron los aficionados en el recibimiento.

Decenas de aficionados reciben al Real Murcia en la Circular para celebrar el ascenso

Decenas de aficionados reciben al Real Murcia en la Circular para celebrar el ascenso L.O.

Entre tanta afluencia de personas, también se dejaron ver ilustres del murcianismo entre las gradas como otro cualquiera. Se pudo ver a Acciari entrando con sus amigos por el fondo norte, o a Sisto Miguel Serrano con su familia. También estuvieron en las gradas Txema Almela y Francisco Tornel, los dos expresidentes de la entidad en su momento más crítico. Ambos con su bufanda y vestidos de grana. Como mandan los cánones.

En el palco, al lado del actual presidente, Agustín Ramos, también se dejaron ver los ‘Quique Pina’, tanto el sénior como el júnior. No se perdieron la cita tampoco ni Fernando López Miras ni Fran Sánchez.

La afición tapó el desastre de organización de la RFEF. Al lío durante la semana del tema horario, unido a la incapacidad para dar las entradas para el partido con cierto margen de maniobra, se le sumaron problemas en la infraestructura. Ni los enchufes ni el WiFi iban en la zona de prensa, por mucho que Jaime, jefe de prensa de la RFEF, se empañara en solucionarlo. También volvió a fallar el tema de la megafonía, que se llevó una sonora pitada por parte de todo el estadio, ya que justo al salir los jugadores al campo, en un intento de canto del himno ‘a cappella’, pusieron los altavoces a todo volumen. Otra más para el recuerdo de la RFEF.

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La Circular se llena para celebrar el ascenso del Real Murcia Juan Carlos Caval

Pero poco importaban estos factores, pues lo importante ya estaba sucediendo desde el césped. Y ahí, el Real Murcia ganó por goleada. Los pelos de punta desde el primer minuto. El ambiente era muy parecido al de una Nueva Condomina vestida de gala. Esa que jaleaba las carreras de Wellington Silva o los goles de Chando. Ese sentimiento estalló con el gol de Andrés Carrasco, el primero de la tarde. Pero, como esto es el Real Murcia y nada es fácil, Chinchilla se encargó de silenciar a toda la grada con la igualada. Volaron algunos botellines de agua hacia los jugadores de la Peña Deportiva, lo único negativo a destacar.

Cuando más dubitativa y callada estaba la grada, cuando los fantasmas acechaban en la cabeza del murcianismo con otro fracaso de los muchos cosechados recientemente, apareció el gol definitivo de Pablo Ganet, que fue empujado por 12.000 almas más. Ese balón tenía que entrar y entró. Un gol que ya queda para la historia grana. Un gol para una afición que es de Primera. Sin el RFEF.

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