Si en cualquiera de las temporadas anteriores en Segunda División B, el Real Murcia hubiera reaccionado a un cambio de entrenador con cuatro puntos de seis y haciendo olvidar la penosa imagen ofrecida en el campo del Linares, todo serían buenas noticias. Si en cualquier campaña pasada, llegado marzo, el equipo ofreciese signos de mejoría con dos meses por delante, nadie le descartaría para la lucha por objetivos mayores. Pero el actual curso en Segunda B nada tiene que ver con los anteriores. En la actual liga, solo quedan dos jornadas para decidir por qué objetivos lucharás en la segunda fase, y de momento, el Real Murcia sigue complicándose la vida. Aunque al final de cada jornada roza con las manos el tercer puesto, aunque miras la clasificación y solo te falta un punto, la realidad es otra. Tras dieciséis encuentros jugados, solo una vez has dormido en esa zona, y de eso hace ya tanto tiempo que la mayoría no sabría decir cuándo fue. Cuando faltan dos semanas para llegar al final, ya no solo es un punto. Y no es un punto porque tienes perdido el golaveraje con el Córdoba, ahora tercero. Y con el Betis B. E incluso con el Sevilla Atlético, con el que, pese a empatar en los dos partidos, te perjudica la diferencia de goles general.

Ya no es un punto. Son dos. Ya no son tres jornadas las que faltan. Son dos. Y es que el Real Murcia volvió a desaprovechar ayer una oportunidad única. Nadie puede acusar al equipo de no reaccionar tras ir dos veces por detrás en el marcador, pero nadie puede entender que el Real Murcia, con tanto en juego y con un futbolista más desde el minuto 58 por la expulsión de Valverde, tirase a la basura 25 minutos. Ni con un rival en inferioridad, ni con la inercia positiva por el gol de Gurdiel que volvía a meter a los granas en el encuentro... Nada de eso fue suficiente. Porque cuando llegaba el momento de posicionarse para conseguir el billete a la Liga Pro con sudor y sangre, el Real Murcia bajó los brazos. Durante más de 20 minutos, el equipo que debía ir a por el partido sí o sí, porque un punto le sirve de poco o nada, se dedicó a perder el tiempo. Con el Córdoba temblando, con los blanquiverdes incapaces de ocultar su pánico, el Real Murcia no buscó la portería de Edu Frías, porque el Real Murcia estaba demasiado ocupado en arañar segundos al reloj.

Como un equipo pequeño, que es en lo que se ha convertido el Real Murcia en los últimos dos años y medio, los granas sacaron en el momento más decisivo del partido su mentalidad más perdedora, para firmar un punto. Y lo hicieron por un José Luis Loreto que ha logrado implicar a la plantilla, pero que cada vez que tiene que actuar durante un encuentro, todo se viene abajo. Estuvo a punto de fastidiar la victoria frente al Yeclano con sus cambios, y ayer, en Córdoba, ni supo convencer a sus jugadores de que había que ir a ganar ni fue capaz de tomar una decisión correcta. Como si las ideas se le fueran todas componiendo un once que se compone por sí solo, Loreto, de momento, aprueba como coach, pero suspende como entrenador.

En esta ocasión el cambio de Alberto Toril, el futbolista que empató el partido cuando nadie se explicaba el fallo de la defensa que originó el gol inicial de Ledesma en el minuto 7, no fue una idea original de Loreto. En esta ocasión, el mallorquín pedía ser sustituido al sentirse indispuesto. Se salvó el preparador sevillano en ese movimiento, pero no en los siguientes.

El Real Murcia, que en el minuto 65 volvía a tomar posiciones con un tanto de Gurdiel que igualaba el segundo de Ledesma, afrontaba los últimos 25 minutos de pie y con ventaja al jugar contra un rival con diez, pero lo hacía con balas de fogueo. Porque si Toril, uno de los más activos, pidió el cambio, a Loreto no se le ocurrió otra que retirar primero a Fuentes, el único delantero que tenía sobre el campo, y luego a Abenza, que de nuevo parecía tener controlada la batalla en el centro del campo. Previamente había dado la alternativa a un Melgar que no está a la altura de las circunstancias.

Bien es cierto que Loreto no tiene la culpa de tener el banquillo que tiene. Bien es cierto que el sevillano no es responsable de que futbolistas como Mendes y Ripoll vistan la elástica grana, pero tampoco es falso que a veces es mejor no tocar nada si lo que vas a tocar es para empeorarlo.

Pues con Loreto dinamitando el once y con los jugadores ansiosos y deseando que acabase el partido con el 2-2 en el marcador, el Real Murcia pagó muy caro su miedo a las alturas. Ese vértigo que se denomina acrofobia está impidiendo que los granas den el paso que todo el mundo desea, pero que nunca llega. Da igual que mejores tu imagen, da igual que sepas reponerte al gol de Ledesma en el minuto 7. Da igual que, después de un nuevo desajuste defensivo que vuelve a aprovechar el atacante blanquiverde para poner el 2-1, Gurdiel cierre una contra perfecta conducida por Fuentes e impulsada con la varita mágica de Carrillo. Da igual que el Córdoba se quede con un jugador menos por la expulsión de Valverde o que los locales estuvieran incluso más exigidos por comparecer ante su público. Da igual todo, porque cuando el Real Murcia tenía más que ganar que perder, se conformó incomprensiblemente con el empate. Dijo Loreto en su presentación que puede perdonar que un delantero falle un gol, pero que no negocia el trabajo. Esa es la ley del técnico grana. Lo que desde ya deberían conocer tanto el preparador como sus jugadores es la ley del Real Murcia, que no es otra que se puede fallar un gol o perder un partido, pero lo que no se puede hacer es desconectarse y renunciar a ganar, que es lo que ayer sucedió en el Nuevo Arcángel.

Loreto: «Estamos vivos y quedan dos partidos más por disputar»

«Cuando uno empata nunca está contento». Así se expresó Loreto tras el partido frente al Córdoba, aunque se mostró «contento con el esfuerzo del equipo», indicando que toca «seguir mejorando». Durante toda su comparecencia, el téncico del Real Murcia insistió en que su equipo había sido superior al Córdoba. «No me voy contento con el empate. Hemos sido superiores y hemos merecido más». También lamentó que sus jugadores no hubieran tenido «calma» para afrontar esos minutos finales cuando el marcador estaba 2-2 y cuando los locales jugaban con un futbolista menos.

No le da al Real Murcia con un punto para meterse en el tercer puesto, y aunque Loreto llegó sabiendo que ese es el objetivo obligado, ayer no dudó en recordar que el problema está en los puntos que se dejaron escapar antes de su llegada. «Todo lo que se ha perdido antes son puntos perdidos. Nosotros hemos disputado un partido con un grande, hemos sido superiores y hemos jugado bien al fútbol. Este empate con dos puntos más hubiera sido buenísimo», indicaba, añadiendo que «estamos vivos y hay dos partidos más por disputar».

José Luis Loreto también aclaró que el cambio de Alberto Toril lo había pedido el propio futbolista porque se sentía fatigado. «Tenemos que sacar los partidos con Toril o sin Toril», indicaba el técnico, pese a que con los cambios el equipo se desactivó. «Nos ha faltado tranquilidad a última hora para hacerle daño al Córdoba. Hemos jugado muy bien al fútbol. Las últimas contras más motivadas por errores nuestros que por acierto de ellos», concluía.