Música

Lydia Martín: "Esta ‘Noria’ es parte de mi propia locura personal, de mi salud emocional, de cómo sano los procesos"

La cartagenera presenta mañana en el Café de Alba su último proyecto, el más importante de su carrera musical: ‘La Noria’ (2023), un álbum que ha ido desvelando por capítulos y en el que se muestra vulnerable a la vez que empoderada

Lydia Martín, en una imagen  promocional de ‘Tragos amargos’ que hace alusión a ‘El grito’ de Munch.

Lydia Martín, en una imagen promocional de ‘Tragos amargos’ que hace alusión a ‘El grito’ de Munch. / L.O.

Ha llegado el momento de Lydia Martín. La cantante, compositora y periodista cartagenera lleva muchos años trabajando en el mundo de la música, es habitual en el circuito de cantautores y muy querida y respetada por conocidos compañeros de profesión, a pesar de ser aún una gran desconocida para el gran público. Su cuarto disco, que ha ido desvelando por entregas, se llama La Noria (2023) y supone una verdadera renovación musical y personal, y Ojalá es su nuevo single, uno de los temas más enérgicos de la cantante; en él, Lydia y Salva Ortega han unido voces.

La Noria es un proyecto conceptual basado en las emociones donde Lydia mantiene su apuesta por el pop, en este caso bajo la producción de Joserra Soler (Diego Martín, Germán Meoro). Lo presenta este sábado en el Café de Alba de Murcia acompañada por la guitarra eléctrica de Antonio Socas, aunque en esta entrevista nos asegura que también repasará las canciones más destacadas de su trayectoria.

Has unido tu voz a la de Salva Ortega en Ojalá. Dices que habéis trabajado durante meses. ¿Dónde estaba el atranque? ¿Por qué esta colaboración?

Por suerte no ha habido ningún atranque más que nuestras propias agendas, que son una locura. La colaboración no estaba pensada, al igual que Ojalá, porque es una canción que llevaba buscando tiempo para cerrar La Noria, pero conseguí ‘parirla’ justo cuando ya tenía todo el material entregado y no había opción de añadirla. Al estar fuera del disco, pensé que la historia podría ser contada desde las dos perspectivas, la razón y el corazón, y con Salva he coincidido varias veces, siempre con mucho feeling profesional. Me di cuenta de que, por su tesitura y el buen rollo que tenemos, era una oportunidad muy buena para estrenarnos ambos en una colaboración de este tipo. Además, tenemos muchos seguidores en común que me lo habían dejado caer hace tiempo, a pesar de que venimos de mundos musicales muy distintos.

Ojalá complementa a La Noria actuando como un capítulo 6, como el cierre. ¿Qué has querido reflejar? ¿En qué sentido ha sido una renovación?

Esta canción para mí es muy especial, porque es la ‘aceptación’. Ojalá es el fin de todo proceso de duelo, cuando entiendes que, aunque algo te destrozó, lo mejor es despedirlo con una sonrisa en vez de con ira y rencor. Es una auténtica guerra entre nuestra mente y nuestras emociones, y plasma la necesidad de coger nuestro corazón y llevárnoslo a un lugar seguro y protegerlo. La canción tiene un matiz especial, y es que empieza y termina igual, lo que ya ofrece un simbolismo importante con La Noria, y habla del equilibrio, una palabra que llevo tatuada porque es de mis favoritas. Como buena Libra.

Se presenta como uno de tus temas más enérgicos, que mantiene tu apuesta por el pop. ¿Dónde y con quién has grabado?

Estoy sorprendida de que se haya percibido así, porque yo la veía como una canción más light y más dulce, como una despedida, pero la realidad es que los comentarios aluden a que es la canción más cañera y comercial que he sacado en estos once años. El público es soberano, ya sabes. La he producido con Joserra Soler, siguiendo mi inquietud de trabajar con distintos productores para aprender de cada uno de ellos y dejarme envolver por su visión. Ha sido un lujazo poder hacer este tema juntos, ya que le tengo mucho aprecio y admiración.

¿Ojalá es el cierre de una etapa para dar paso a un nuevo sonido? ¿Qué viene ahora?

¡Alerta spoiler! Si La Noria fue una evolución sin perder la esencia, lo que viene ahora es algo que nunca hubiera imaginado, pero que algunos productores, como Javier Desiderio, me dejaron caer que llevaban años esperando que me atreviera a hacer. Tengo ganas de bailar, de que vengan canciones que hagan mover el cuerpo automáticamente, pero siempre dentro del pop. Solo que, esta vez, en vez de flirtear con el rock, tal vez haya otro estilo al que tire la caña…

Pero ahora estoy trabajando en un cambio en muchos sentidos, porque 2025 viene muy fuerte, y necesito meterme en mí y ver el rumbo exacto que va a tomar todo esto, porque La Noria ha sido el proyecto musical de mi vida, y quiero que lo que venga después sea aún mejor y le guarde respeto.

¿Dónde? Mañana, 21.00 horas.

¿Cuándo? Café de Alba, Murcia.

¿Precio? 10 euros.

Tragos amargos es el título del tema que reservaste como último estreno antes del lanzamiento. El videoclip tiene como epicentro El grito de Munch. ¿Qué te hizo fijarte en este cuadro?

Hay una parte en este tema que me sale un grito de dentro, tan profundo que me vino a la mente el cuadro de Munch. Todo el proyecto se ha creado de forma conjunta (la letra, la música y la imagen) porque me imaginaba el videoclip en mi cabeza conforme iba cantando. Me visualicé haciendo ese grito y me puse a investigar sobre este cuadro, que siempre me ha inquietado; además, te confieso que de los 8 a los 15 pintaba al óleo y tengo la casa de mis padres llena de cuadros, por lo que la pintura me gusta... El caso es que en esta canción me abro en canal y muestro un perfil de ‘persona altamente sensible’, tirando abajo la fachada de guerrera que yo misma me he impuesto tantas veces para decir: «Eh, que soy vulnerable, que las cosas me duelen mucho». Munch se permitió plasmar su guerra interna en su pintura y le llamaron loco, y esta ‘Noria’ es parte de mi propia locura personal, de mi salud emocional, de cómo sano los procesos. Me parecía muy poético unir todo eso, porque este proyecto ha sido por sí mismo una auténtica locura, una apertura emocional como nunca antes había plasmado a través del arte.

¿Cuántas veces has tenido que elegir entre la razón y el corazón?

¡Demasiadas! Soy más emocional, más de impulsos y visceral, y me dejo llevar por lo que siento. Creo que con el tiempo te acabas volviendo más fría, y la razón empieza a pesar. Siempre me he resistido a que eso pase, pero a día de hoy me parece un auténtico salvavidas.

¿La música es el mejor lenguaje para expresarte, para sanarte? ¿Te ayuda ser especialista en inteligencia emocional? ¿Cómo de necesaria crees que es la música y su efecto?

Entre las múltiples cosas a las que me dedico, lo que hay en común es la palabra, y puede brotar delante de un teclado, en cualquier presentación o encuentro o a través de la música. Es solo que las canciones me permiten perderme entre metáforas y hacer que suene bonito y duro a la vez, y esa mezcla es la que me envuelve. Yo, que sé la historia 100% real detrás de la letra, a veces me sorprendo a mí misma por cómo coge forma eso para que suene poético, cuando lo que hay detrás es inmenso. En el capítulo 2, La última vez, narro los últimos minutos de vida de mi abuela y todo lo que viví ahí cogida de su mano, y poder escuchar esa canción y dejarme envolver por ella más allá de la historia es una muestra de ello. El entender las emociones y sus procesos me ha ayudado mucho a expresarlo todo de otra manera, tal vez menos dramática y tremendista y más consciente. Hay mucha reafirmación en La Noria, pero también mucha aceptación de que a veces las cosas se ponen difíciles y hay que vivirlas y ya está, en vez de huir de ellas. Mostrar algo tan real en un momento en el que la sociedad se pierde en dar una imagen de felicidad enlatada me parece importante, porque tenemos muchas capas que rascar. Escuchar esas canciones propias en este proceso me ha ayudado a sanar, así que el efecto ha sido pura medicina.

¿Qué has querido transmitir en un disco como La Noria?

Que la vida es cíclica y que hay muchas circunstancias que se nos van a repetir en nuestra vida, y que o aprendemos de ellas o el proceso puede ser vertiginoso y muy doloroso. El propio proceso del duelo tiene sus fases, y si vuelve a haber un shock emocional, vuelves a vivirlas todas, por lo tanto en cualquier momento nuestra vida puede tener un impacto que nos meta en esa noria de emociones que no sabemos cómo vamos a gestionar, y que son tan intensas y van tan rápido que es todo un reto poder pararlas. Lo bueno de aprender de todo eso y aceptarlo es que la próxima vez que cojamos el ticket, las vueltas nos van a parecer más livianas.

¿Sopla el viento a favor tuyo?

Sí. Al menos a una velocidad moderada y constante, que creo que es lo bueno.

¿Con qué formato de concierto disfrutas más, acústico o eléctrico con toda la banda, o tú sola guitarra y voz?

Siempre prefiero tener a mi banda conmigo, porque me siento más abrigada, y además tengo un equipo increíble que disfruta con cada canción y eso se transmite. El formato de guitarra y voz que llevamos ahora, en este caso eléctrica, me parece algo muy nuevo también para mí, y muy íntimo, y lo disfruto mucho. Antonio Socas es mi mano derecha en todo esto, y es un lujo tener un músico como él en este proyecto.