Conciertos

Los versos de Romera ponen el broche de oro al homenaje a María Dolores Pradera

El pintor lumbrerense es el autor de Cielo, la canción que sonará esta noche al final de Toda una vida, el evento que conmemora los cien años del nacimiento de la actriz y cantante madrileña

Marcos Salvador Romera en un momento del documental.

Marcos Salvador Romera en un momento del documental. / L. O.

Lola López

Lola López

El mundo de la canción popular española lleva echando de menos a María Dolores Pradera casi seis años ya. Su muerte el 28 de mayo de 2018 fue un golpe para muchos, entre ellos, para el pintor y poeta Marcos Salvador Romera, que no puede evitar confesar que le «jodió un poco» que se muriera. «Me dio pena –explica enseguida, tras la exclamación previa–, la he escuchado mil veces y he ido a varios conciertos suyos porque nos gustaba a mí y a Isabel, mi mujer», recuerda.

Como nacen los mejores homenajes, desde la admiración y el sentimiento, nace el que el artista lumbrerense necesitó hacerle a María Dolores Pradera, y que esta noche se elevará entre las paredes del Wizink Center de Madrid, poniendo el broche de oro a Toda una vida. Así se ha bautizado al acto que Fernando Fernán Gómez (hijo de la cantante y el escritor y actor del que ha heredado el mismo nombre) ha organizado para celebrar y despedir a su madre, actriz y cantante, una de las grandes voces de la música hispanoramericana, en el centenario de su nacimiento. 

«Básicamente, yo soy pintor. Pero me gusta escribir. No es que me sienta yo un gran poeta ni nada de eso, ¿no? Pero me gusta escribir», comienza a contar Marcos –cuyos versos, en tono jocoso, bien conocen las páginas de La Opinión– para ubicar el comienzo de esta historia que ahora, como protagonista del periplo, le tiene sorprendido y «un poco alucinado» por lo inesperado de su desenlace. 

Cielo, que así se llama la canción que Pipo Prendes interpretará esta noche sobre las tablas del Palacio de los Deportes, rodeado de algunos de los que fueran músicos de la propia María Dolores Pradera, nace del cariño que Marcos le tenía a la cantante madrileña. Cuando supo de su muerte, quiso dedicarle un poema, y así surgió esta pieza que mezcla algunos de los versos de las propias canciones de Pradera con conceptos de su propia admiración e inspiración que completan esta despedida, este deseo de buen viaje. Aquí fue cuando entró en escena el propio Pipo Prendes, a quien presenta, con total cercanía, como «un amigo que canta muy bien» y que le animó a convertirla en canción, tras confeccionar un estribillo, y a subirla a YouTube. Internet obró su magia, y Marcos recibió una llamada. 

«Yo creía que era broma porque tengo un hijo periodista que imita muy bien las voces. Cuando escuché ‘Hola, soy Fernando Fernán Gómez’, no sabía si era de broma o si me estaba hablando desde el cielo o el infierno», cuenta riéndose. Al otro lado del auricular estaba el hijo de Pradera, que le llamaba para interesarse por esa canción con la que había topado en internet: quería que formara parte del homenaje a su madre. Hace seis meses recibió una nueva llamada: Cielo sería la última canción que sonara esa noche en Madrid.

El evento, que comenzará esta tarde a las seis, está a apenas un puñado de sillas de agotar las quince mil localidades de las que dispone el Wizink Center. En primera fila, invitado (como no podía ser de otra manera), estará Marcos Salvador Romera para escuchar, «mucho más arropada, con gusto, en un escenario muy grande y con mucha gente» los versos que le nació escribir sin imaginar siquiera que podrían formar parte de un evento de este calibre. «No sé exactamente qué sucedera, si tendré que decir algo... No lo sé, pero, en cualquier caso, tampoco necesito ningún tipo de protagonismo», explica, quitándose importancia, acerca de esta primera experiencia en el mundo de la canción. 

Aunque siempre tuvo un poco de inquietud por los versos (tanto que ha firmado tres libros de poesía), admite que nunca vio las letras como algo más que un «divertimento», un gusto heredado de su padre, poeta, de quien tomó la afición a la poesía humorística, un género que, explica, «en la identidad española siempre ha existido con mucha importancia». «Quevedo, Góngora... muchos de los grandísimos poetas han escrito versos humorísticos. Y mi padre también lo hacía, por lo que es un género en el que me muevo con cierta facilidad», reconoce. El de la canción, sin embargo, era un territorio inexplorado, una experiencia en la que tuvo que enfrentarse por primera vez a cosas como hacer el citado estribillo o formalizar la composición en la SGAE.

Quedan solo unas horas para que comience Toda una vida, y Marcos no oculta su ilusión: «Le comentaba a Pipo que siempre se deja para el final lo más potente, ¡y ahora tiene de teloneros a Raphael, Lolita Flores, José Mercé, Víctor Manuel...! Y él se reía, claro, pero es verdad». La alineación de grandes estrellas que protagonizarán la noche se completa con Pasión Vega, Los Sabandeños, Diana Navarro, Carmen París, Estrella Morente, Juan Valderrama, Rosa León, Amancio Prada, Sole Giménez y José Sacristán, que dirigirá la velada. 

«Para mí supone un orgullo –cuenta, aunque se le nota en la voz sin necesidad de hacerlo explícito–, nunca creí que un poema mío fuera a llegar tan lejos». Y, tras una pausa y con un tono más solemne, recuerda a su padre, al poeta del que este artista recogió la afición por las palabras. Esta noche, en la que Marcos Salvador Romera escuchará Cielo en manos y voces de otros grandes que recordarán a María Dolores Pradera, él vivirá, desde su asiento en primera fila, un particular, privado y especialísimo doble homenaje. 

Cielo (a María Dolores Pradera)

Se marchó por las veredas

y los senderos del viento

María Dolores Pradera

a cantarle al firmamento.

Señora de fina estampa,

la que derrama lisura

y derrocha cuando canta

tanta belleza y dulzura.

Con jazmines en el pelo

y lirios en la garganta,

airosa va por el cielo

entre nubes mientras canta.

Esa voz que al aire vuela

en homenaje a la vida,

con la flor de la canela

en su mantón de Manila.

Dicen que canta en el cielo

y que cuando canta ella

se estremecen los luceros

y se duermen las estrellas.

Por la veredita alegre

con luz de luna y de sol

se pasea para siempre

la dama de la canción.

De rancheras y boleros,

de fados y de habaneras

va sembrando el cielo entero

María Dolores Pradera.

Dicen que canta en el cielo

y que cuando canta ella

se estremecen los luceros

y se duermen las estrellas.