En su rincón

Memoria tejida de mujer: Sonia Navarro

"La mujeres han hecho un largo recorrido, luchando por la igualdad y no es el momento ahora de parar"

Sonia Navarro en su terraza de Isla Plana

Sonia Navarro en su terraza de Isla Plana / JAVIER LORENTE

Javier Lorente

Javier Lorente

Llevo tres veranos detrás de quedar con Sonia Navarro Peralta, que no para esta reconocida artista internacional y lumbrerense. Sonia es una rama de un hermoso árbol que ha dado grandes frutos para la cultura, con maestros, poetas y artistas que darían para varios artículos y que incluye, entre otros, a Buenaventura Navarro, Teresa Navarro, Verónica Navarro, Marcos Salvador Romera o a la tía María Josefa, una de las primeras escritoras de la República. De este caldo de cultivo parece fácil que saliese una gran artista que ahora expone por España, Europa y el continente americano, pero lo cierto es que estamos ante una grandísima trabajadora que se lo sigue currando a diario, apostando todo al arte.

Al poco de terminar la carrera se marchó a Madrid, con su pareja el también artista FOD, donde consiguieron hacerse un hueco con mucho esfuerzo. «La verdad es que esta estancia hubiese sido imposible sin el apoyo de nuestro amigo y padrino Ginés García Millán y sin el de Alfonso Albacete, que fue quien me enseñó a ser una artista profesional, a vivir de esto, que es lo que no te enseñan cuando estudias Bellas Artes: los profesores, que tienen un sueldo fijo, no saben lo que es buscarse la vida como artista».

Sonia en su terraza de Isla Plana.

Sonia en su terraza de Isla Plana. / JAVIER LORENTE

La creatividad de Sonia es desbordante y siempre se ha dedicado a trabajar con lo que da la tierra, como la cerámica, y con tejidos naturales y labores tradicionales que durante siglos han elaborado las mujeres. Su arte es una mezcla hermosa y sugerente entre tradición y contemporaneidad, entre belleza y reivindicación, una puesta en valor, actualizada, de la artesanía que ha sustentado la economía familiar durante muchas épocas en muchas partes del mundo, empezando, claro está, por su tierra. 

Además de su estudio y vivienda madrileña, tienen la casa familiar en Puerto Lumbreras, a donde les gusta volver a menudo. La de Isla Plana tiene varias plantas y está hecha un pincelico, muy acogedora y con una exquisita terracita llena de macetas y con unos sillones de mimbre donde van a cenar esta noche con los galeristas de T20: «La verdad es que Carolina Parra y Nacho Ruiz son de mi familia. Ellos apostaron por mí cuando gané el Murcia Joven y desde entonces ha sido una colaboración muy fructífera». 

En una conversación muy agradable en la que compruebo que esta mujer es tan encantadora como gran artista, me habla de sus inicios: «Ya de muy niña me seducía mucho jugar con las telas, le vaciaba a mi abuela los armarios y disfrutaba con sus texturas, sus colores y sus posibilidades para crearme nuevos mundos. Luego me enganché a dibujar y a pintar con acuarelas. Hice Bachillerato Artístico, al tiempo que me apunté, junto a FOD y Nico Munuera a la Escuela Municipal de Artes Plásticas. En Granada hice Bellas Artes en la especialidad de pintura y escultura, con gran apoyo de mi tía Teresa que estudiaba allí. En el año 2000 gané el Murcia Joven con una obra de cerámica y participé en ‘Germinal’ una colectiva de jóvenes promesas de la Región. Aquél mismo año fue mi primero en ARCO», y me enseña, en su Instagram, la pieza Vestido que tejió con la ayuda de su madre y su abuela. Con el dinero del premio «hice en Madrid un máster de fotografía, con maestros de la talla de García Alix, Chema Madoz, Cristina García Rodero y Ouka Leele. Aprendí mucho pero nunca me he dedicado a hacer fotos después, tan sólo a jugar con ellas y a intervenir fotos de otros».

No se puede hacer aquí un resumen de su trayectoria, pero os aconsejo que la sigáis. Me habla de algunas exposiciones que la marcaron: en galerías de Brasil, en la Bienal de Sao Paulo, en China con el Instituto Cervantes, en la Academia de España en Roma, en Estudio 50 de La Habana, comisariada por Cristina Vives… pero me habla con especial énfasis de su exposición individual (e impresionante, la verdad) en la Iglesia de Verónicas de Murcia y me confiesa que ha sido la más importante para ella (hasta ahora). En las próximas semanas va a ser un no parar, tiene exposiciones en León, Indexar el paisaje, en Roma, por los 150 años de la Academia de España, en Santander, en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid (Conde Duque), en Vilarejo de La Coruña… 

Me dice: «Siempre me ha interesado el trabajo de aquellas labores femeninas del entorno rural, labores que las tenían sujetas y encerradas y que nunca fueron valoradas en la importancia que tenían para la economía familiar y local, una labor impagable como la han ido transmitiendo de generación en generación. Todo eso hay que ponerlo en valor y no dejarlo perder, por eso yo trabajo con estas mujeres, las implico en mis proyectos y, en cierta manera, las empodero y les planteo otros horizontes y otros discursos. Aquellas labores llenas de mimo, sabiduría y esfuerzo, se están perdiendo hoy, se olvida y critica por las nuevas generaciones. A mí me interesa mucho acceder a este mundo, antes de que desaparezca, donde voy busco a esas mujeres, lo he hecho hasta en Brasil o en La Habana…» Y me habla de su interés por los tejidos naturales que se han empleado durante generaciones, incluido el esparto, y me recuerda, como cartagenero que los romanos llamaron ‘campus spartarius’ al Campo de Cartagena y añade: «Todo un mundo perfectamente sostenible que duró milenios, hasta que en los años 1960 se dejó de utilizar el esparto y así nos ha ido con los plásticos que han hecho de nuestro mundo y nuestros mares un vertedero». 

Sonia me va contando estas cosas y me hace ver que sus obras no sólo son hermosas, impresionantes incluso, sino que están llenas de contenido, de defensa de la mujer y de apuesta por un mundo que ha de volver a la naturaleza si quiere subsistir.

Hablamos de mil cosas más, imposible de dar cuenta aquí, pero anoto el optimismo, nada ingenuo de esta mujer, su cabeza tan bien amueblada y esta frase: «La mujeres han hecho un largo recorrido, luchando por la igualdad y no es el momento ahora de parar. Lo conseguido, si no se sigue, se desvanecerá y volveremos atrás». Toda una maestra.