Musical

Ricky Merino y David Bustamante: "El actor de musicales es, sin duda, el artista más completo que existe"

Dos extriunfitos llegan hoy a Cartagena encabezando el reparto de la adaptación escénica de una de las películas más icónicas de los noventa. Tras no poder estar hace un año durante las presentaciones en Murcia, el cántabro protagonizará cuatro de las seis funciones previstas en la ciudad portuaria

Ricky Merino y David Bustamante.

Ricky Merino y David Bustamante. / L.O.

Sergio H. Valgañón

Ghost, el musical regresa hoy a la Región, y lo hace con David Bustamente al frente del reparto. Esta superproducción, una de las más exitosas de las últimas temporadas, ya pudo disfrutarse hace un año en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia, pero aquella fue una de las pocas plazas en las que el mediático cantante cántabro no pudo torear (por cuestiones de agenda). En su lugar estuvo otro extriunfito, Ricky Merino, con el que viene compartiendo el papel de Sam –al que Patrick Swayze dio vida en el filme de Jerry Zucker que inspira esta obra– desde su estreno en 2021. Sin embargo, sobre las tablas de El Batel de Cartagena estarán los dos. Bustamente será el encargado de protagonizar la función de esta tarde (20.00 horas), así como la del domingo (18.00 horas), mientras que alternará con su compañero para las dobles sesiones de viernes y sábado: él hará la primera de mañana (18.00 horas) y la segunda del día siguiente (21.30 horas), mientras que Ricky debutará el viernes a las 21.30 horas y hará su segunda y última aparición en el pase de las 18.00 horas del sábado.

¿Por qué la gente tiene que ir a ver el musical? ¿Qué aporta?

Ricky Merino: Ghost juega con la ventaja de que la gente ya conoce la película. Hay muchas producciones originales muy buenas, pero jugar con una historia que ya se encuentra en el imaginario colectivo te da mucha fuerza. Aparte, el musical no es solo la historia de Sam y Molly, sino que también hay trucos de magia, humor, unas canciones espectaculares…

Ghost está en el imaginario colectivo y, por tanto, en el suyo...

David Bustamante: Claro. Además, en mi caso es una película que ha estado siempre muy presente en mi vida. Para que te hagas una idea, mi perro se llamaba Ghost y mi perra, Molly. Pero es que el vídeo de mi comunión estaba hecho con la banda sonora de Ghost. Y, por supuesto, es la película favorita de mis padres (no sabría decirte la de veces que la han visto...). Así que, para ellos, ver a su hijo convertido en Sam es todo un caramelo. Y es un papel complicado, ¿eh?, bastante difícil, porque estamos continuamente en escena, pero está siendo una experiencia maravillosa.

¿Qué le aporta cada uno a Sam?

R. M.: Pues, obviamente, cada uno le aporta su toque personal, pero creo que ambos hacemos un trabajo muy similar, lo que significa que estamos muy bien dirigidos. Y creo que nunca nos ha influenciado lo que hacía el otro, pero ambos hemos caminado siempre en la misma dirección. De hecho, es bonito ver que David hace sobre el escenario lo mismo que yo. 

D. B.: Supongo que cambia la manera de entender ciertas cosas, de cantar... Pero yo me dejo asesorar mucho porque nunca había hecho nada parecido. Así que he tenido que escuchar y trabajar mucho, sobre todo por respeto a la profesión y al resto de los compañeros.

R. M.: Lo bueno es que Silvia Montesinos es una directora que está siempre, en todas las funciones. Y siempre busca perfeccionar.

D. B.: Para que no se desvirtúe el personaje, para que no caigamos en la tentación de llevarlo a un terreno demasiado personal y acabemos olvidándonos del papel.

¿Se han robado algo el uno al otro? Cuéntenme.

D. B.: Yo sí. Hay cosas que, lógicamente, de ver y oír a Ricky las he incorporado durante mis funciones; cosas a las que me daba cuenta de que no llegaba o que quizá no hacía tan bien. Pero siempre para mejorar, ¿eh? De hecho, sería algo muy poco inteligente no hacerlo.

La mayoría del público les conoce como Ricky Merino y como David Bustamante; es decir, como ustedes mismos, no como al personaje al que interpretan. ¿Cómo se meten en la piel de Sam?

D. B.: Solo hay que empatizar. Es un personaje al que su mejor amigo le traiciona, al que matan por error, que ve al amor de su vida corriendo peligros… Si a ti te cuentan esa historia de primeras, sentirías lo mismo que sentimos nosotros sobre el escenario. Es muy fácil entender que es un drama y que hay mucha pasión en esta historia (aunque hay momentos divertidos).

R. M.: Para mí es un regalo no tener que hacer de mí mismo, así descansamos un ratito de Ricky Merino... Además, creo que los dos estamos bastante alejados de Sam –obviamente, porque sus circunstancias son muy distintas a las de... cualquiera–, pero eso es lo más maravilloso del trabajo de actor: que te deja convertirte por un momento en alguien que no eres.

¿Cuánto se ha pulido la obra desde que se estrenó?

R. M.: Cambios sustanciales no han habido. Se hicieron algunos ajustes durante la primera temporada, pero ahora ya va todo bastante rodado. Piensa que ha habido mucho tiempo y muchas funciones para perfeccionar el espectáculo; aunque, bueno, hablamos de detalles, de cosas puntuales. Hoy no hay fallos. Puede haber errores porque somos humanos, pero son tan pequeños que solo nos damos cuenta quienes trabajamos en la puesta en escena, no el público.

D. B.: Esto también es una cuestión de ritmo, y, después de tanto tiempo, los actores funcionamos como una sola pieza. Es que llevamos ya muchos meses haciendo cada día lo mismo, así que...

¿Cómo definen el espectáculo?

R. M.: Es mágico, una historia de amor universal. 

D. B.: ‘El Espectáculo’, sin más.

En el caso de David, hubo cierta polémica en torno a su elección como protagonista del musical. ¿Cómo vivió las críticas y cómo se siente en esta nueva faceta, ahora que ha pasado el tiempo?

D. B.: La responsabilidad y la línea de trabajo me las marco yo, no otros. Y me lo he currado mucho para llegar a este momento y he demostrado que puedo hacerlo, que soy capaz. Creo que ya he disipado todas las dudas que podían existir. 

R. M.: David está siendo muy políticamente correcto, pero a mí me parece que lo que algunos le hicieron fue una gran putada. Se fue muy injusto con él cuando ni siquiera se había subido todavía al escenario. Y en el momento en que lo hizo demostró que todas esas críticas no tenían ningún sentido.

¿Qué tipo de público creen que es el más fiel al musical?

D. B.: Pues yo tengo una hija adolescente y ya ha venido unas cuantas veces... Y con sus amigas, ¿eh?, que están deseosas de venir. Así que a partir de esas edades y hasta..., hace poco vino a vernos una mujer de 89 años, por ejemplo. En fin, creo que una historia de amor así le gusta a todo el mundo.

R. M.: Sí. Creo que con esto de las redes sociales la gente más joven está cada vez más cerca de las artes, y por eso se atreven a probar.

Quizá el precio sea lo que más le cueste a los jóvenes...

D. B.: Casi todo en esta vida cuesta dinero. Pero bueno, es que esto es una superproducción, con profesionales de primer nivel y un montaje como la copa de un pino.

R. M.: Hay que pagar a mucha gente porque detrás de Ghost, el musical hay un equipo enorme y de profesionales muy cualificados. Pero, según las estadísticias, somos el tercer país del mundo que más musicales consume, y hoy la Gran Vía madrileña –como referencia–, está justo detrás de Broadway y del West End de Londres. 

D. B.: Es que el musical es un género increíble... Cuando vas a una función estás viendo de todo: magia, música, colores, luces… Ya lo opinaba antes de vivir dentro de uno –porque siempre me han gustado–, pero ahora puedo decir, sin miedo a equivocarme, que el actor de musicales es el artista más completo que existe: baila, actúa, canta..., sabe hacer de todo y todo bien.

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