«Obreros, intelectuales, ciudadanos: la cultura es vuestra; dadle todo el amor con que ella os solicita». Con estos versos del ilustre poeta Antonio Oliver Belmás, Raquel Torres despedía ayer la ceremonia de entrega de los Premios de la Cultura de Cartagena, unos galardones de reciente creación pero «muy especiales» para la ciudad portuaria. Y lo son porque han nacido «en un momento en el que la sociedad ha comprendido que entre ella y la cultura existe un vínculo más fuerte de lo que imaginaba», señaló la alcaldesa Noelia Arroyo, instantes antes de la clausura. «Esta es una circunstancia que, probablemente, hace más fácil explicar la necesidad de estos premios, pero el reconocimiento al trabajo de personas e instituciones que crean, protegen y difunden la cultura debe ser permanente», añadió la regidora sobre las tablas del escenario del Auditorio El Batel, donde tuvo lugar la gala.

Pero ninguna de las dos –ni la primera edil ni la conductora de la ceremonia– fueron protagonistas este jueves; ellas solo ejercieron de anfitrionas. Quienes realmente centraron los focos fueron quienes disfrutaron desde las primeras filas del patio de butacas de las acrobacias aéreas de Natividad Guerra, la encargada de abrir la ceremonia. Hablamos de Beatriz Miguel, la rectora de la UPCT, Premio de Investigación y Cultura Científica; de los responsables del festival Cartagena Negra, Premio de Literatura; del pintor Ángel Mateo Charris, galardonado en la categoría de Artes Plásticas, y del FICC, que recibió el reconocimiento de las Artes Visuales cartageneras después de cerrar, hace unos días, su quincuagésima edición. Pero también del togolés Halidou Zacari, mediador intercultural en Accem (Premio de la Cultura Tradicional y Comunitaria), de la Agrupación Musical Sauces (Premio de Música), de la profesora María José Muñoz (Premio a la Promoción del Patrimonio) y del aclamado bailarín y coreógrafo José Carlos Martínez, que recibió de mano de la propia Arroyo el Premio de Honor.

De hecho, la alcaldesa tuvo palabras para todos los galardonados, aunque se dirigió especialmente a Martínez. «Reconocemos el enorme sacrifico que le permitió modelar su talento y transformarlo en una de las mayores historias de éxito del ballet internacional», señaló Arroyo, que apuntó: «Sabemos que unir el nombre de José Carlos Martínez al estos galardones prestigia más al premio que a él». También se refirió con cariño a Charris, «que es, seguro que a su pesar, un orgullo para Cartagena. Y lo es porque Cartagena es escenario y motivo recurrente en sus trabajos». El reconocido artista recibió el premio –creado por Fernando Caride y Sáenz de Elorrieta– de manos de Andrés Martínez Gumbau, director gerente de Hidrogea; el resto, por diferentes cargos del gobierno municipal.

La emotiva ceremonia –en la que la covid-19 estuvo muy presente en los discursos– contó además con las actuaciones del chelista Miguel Ángel Ros y la pianista Cristina Sánchez, de Alejandro Solano (percusión flamenca), del tenor Pablo Martínez Gil y de Abel el mago, además de Ayoho, uno de los grupos jóvenes «más aclamados del panorama nacional», apuntó Raquel Torres a la hora de darles paso. Ellos fueron los encargados de amenizar una gala en la que los premiados pudieron disfrutar de una serie de presentaciones en vídeo –una para cada galardón– en las que se subrayaban los méritos que les hacían estar sentados allí, en esa primera fila. Aunque la alcaldesa se encargó de resumirlo todo (la esencia de esta gala) en una sola frase: «Nuestros premiados son impulsores y protectores de la cultura en Cartagena, y a ellos debemos agradecer su trabajo, porque son grandes creadores que han hecho que el nombre de nuestra ciudad suene fuera de nuestras fronteras».

En definitiva, la de ayer fue una tarde de reivindicación de la cultura cartagenera, que pese a la pandemia está más viva que nunca. «Solo en el presente año hemos celebrado la edición número cincuenta de nuestro festival de cine, nuestro festival de jazz ha cumplido cuarenta años y La Mar de Músicas ha superado ya el cuarto de siglo. También este año hemos sumado un nuevo espacio -el del Foro Romano- a la impresionante lista de grandes museos que ofrece la ciudad y que no tiene parangón en ciudades de nuestro tamaño, y una película rodada en Cartagena sobre acontecimientos y protagonistas locales ha sido una de las triunfadoras de los Premios Goya de 2021», recordó, orgullosa, Noelia Arroyo.